Sedentarismo, estrés y mucho 'marketing': ¿por qué la sociedad no para de engordar?

1. Introducción breve: resumen del texto

El artículo explora el alarmante aumento de la obesidad a nivel global y en España, destacando datos de la Encuesta Nacional de Salud: en 2023, el 62,2 % de los hombres y el 48 % de las mujeres presentan sobrepeso u obesidad. Se señalan las principales causas: sedentarismo, estrés, marketing ultra‑procesado, expansión de la comida rápida, porciones gigantes y entornos obesogénicos . También se menciona la persistencia de desigualdades socioeconómicas como factor clave.


2. Análisis filosófico

A. Creatividad y emergencia (Bergson, Whitehead)

  • La evolución cultural alimentaria revela una emergencia de hábitos nocivos en contraste con dietas tradicionales. Estas transformaciones automáticas contrastan con el élan vital de Bergson: la creatividad debería dirigirnos a formas más saludables, no destructivas.

  • Desde Whitehead, los ritmos de consumo y la interacción entre industria alimentaria y consumidor configuran un proceso dinámico, donde la creatividad se ha desviado hacia el exceso y el desequilibrio nutricional.

B. Disrupción y poder (Deleuze, Foucault)

  • Los ultraprocesados y el marketing actúan como líneas de fuga hacia el consumo compulsivo, desviando a las personas del trayecto hacia una alimentación consciente (Deleuze).

  • Se construye un régimen de verdad: comer correctamente es responsabilidad individual, ignorando la presión industrial y el marco social, una estrategia de poder neoliberal que oculta causas estructurales (Foucault).

C. Ética y responsabilidad (Hans Jonas)

  • El incremento de la obesidad implica una responsabilidad ética colectiva —salud pública, regulación alimentaria, seguridad nutricional de las generaciones futuras— que se está desatendiendo.

  • Jonas exigiría políticas proactivas, asignando prioridad a la vida futura y obligando a las industrias a atender sus consecuencias a largo plazo.

D. Sistemas y complejidad (Luhmann, Morin)

  • Los medios y el sistema sanitario reproducen discursos centrados en el individuo (dieta, ejercicio) sin desafiar la estructura del entorno obesogénico (Luhmann).

  • Morin señalaría que el abordaje actual es fragmentado: se trata la obesidad como problema médico cuando es un resultado complejo de interacciones sociales, económicas, culturales y tecnológicas.

E. Tecnología, transparencia, autoexplotación (Byung‑Chul Han)

  • Somos víctimas de autoexplotación: el individuo es inducido a consumir o ejercitarse para sentirse culpable si no lo hace; se convierte en su propio explotador, bajo la ilusión de libertad y bienestar.

  • El entorno digital promueve la obsesión con el cuerpo “ideal” y la hipertransparencia de las redes agravan el cansancio existencial, lo que aumenta el estrés y activa consolas de consumo.

F. Hegemonía cultural y simulación (Gramsci, Baudrillard)

  • Se impone una hegemonía cultural: la del cuerpo sano, el atleta, el rendimiento, ideal que oculta al vulnerable y estigmatiza al obeso, exigiendo conformidad estética (Gramsci).

  • La sociedad se alimenta de simulacros: dietas milagro, cuerpos perfectos recortados. Lo auténtico de la alimentación se ve sustituido por una hiperrealidad estética que esconde la enfermedad real (Baudrillard).


3. Identificación de oportunidades y riesgos

Oportunidades:

  • Impulsar una conversación pública global y nacional sobre la regulación del entorno alimentario.
  • Integrar políticas educativas, urbanísticas y de salud que consideren la complejidad sistémica del problema.
  • Impulsar movimientos ciudadanos y colectivos que reclamen alimentos saludables y dignos como derechos sociales.

Riesgos:

  • El enfoque excesivamente individualista refuerza culpas y desatención de la industria.
  • El estigma y gordofobia institucional y social profundizan la exclusión y crean más daño psicosocial.
  • Las soluciones estéticas y tecnocráticas pueden ignorar el acceso real y las desigualdades estructurales.


4. Conclusión

El incremento de la obesidad, longeva y multifactorial, actúa como síntoma de una civilización que ha externalizado su responsabilidad hacia la industria alimentaria, ha fragmentado su comprensión social de la salud y ha convertido el cuerpo en objeto de control y mercado. Desde la filosofía, se plantea la necesidad de replegar la mirada: recuperar una ecología alimentaria que integre cuerpo, comunidad, memoria y resistencia frente a la hegemonía del consumismo.