Cada vez antes: el debut de los menores en el consumo de alcohol muestra la cara oculta del verano y las fiestas

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Introducción

El artículo denuncia una tendencia preocupante: el inicio cada vez más temprano del consumo de alcohol entre adolescentes —en torno a los 14 años, según la Encuesta ESTUDES del Plan Nacional sobre Drogas— especialmente durante el verano y fiestas patronales, en contextos donde los padres suelen relajarse al creer que están en entornos seguros. Bajo la campaña “Está en tu mano”, lanzada por la Asociación DUAL y el Plan Nacional sobre Drogas, se busca concienciar a familias y adolescentes sobre esta realidad.


Análisis filosófico (Perspectivas relevantes)

Creatividad (Bergson, Whitehead)

Los entornos festivos y veraniegos, tradicionalmente asociados a la celebración y la creatividad social, muestran una dimensión contraria: en lugar de inspirar experiencias formativas, se convierten en escenarios donde se inicia el consumo desviándose hacia lo destructivo. Esa pérdida del espíritu auténtico de la fiesta —como espacio de unión y creatividad— refleja una paradoja donde la celebración se desliza hacia el riesgo temprano.

Disrupción o poder (Deleuze, Foucault)

El fenómeno del debut alcohólico adolescente durante las fiestas puede verse como un ejercicio de poder social invisible: las normas tácitas del entorno validan comportamientos de riesgo. Las fiestas actúan como microespacios normativos, donde el consumo se normaliza sin necesidad de coerción explícita. La vigilancia parental disminuida, sumada a la percepción de seguridad del entorno (“nuestro pueblo es un edén”), genera una disrupción de los controles éticos y sociales, favoreciendo la trasgresión juvenil como acto simbólico de pertenencia.

Ética y responsabilidad (Hans Jonas)

El inicio tan temprano del consumo configura un desafío ético: actuar con responsabilidad hacia el futuro de los menores. Según Jonas, debe prevalecer el principio de precaución. La campaña “Está en tu mano” actúa en esa línea: enfatiza que el consumo de alcohol no es un juego inofensivo, sino un asunto moral y sanitario de urgente prioridad, apelando a la corresponsabilidad de padres y educadores.

Sistemas complejos (Luhmann, Morin)

Este fenómeno emerge en un sistema social complejo donde múltiples actores (familias, fiestas, medios, normativa legal) interactúan. La “normalización silenciosa” del consumo no es aislada, sino parte de dinámicas culturales que naturalizan prácticas asociadas a la adultez. Romper ese bucle requiere una intervención estímulo-respuesta multilateral: educación, regulación, campañas, y reconfiguración simbólica del entorno festivo.

Tecnología, transparencia, autoexplotación (Byung-Chul Han)

En contextos actuales, las redes sociales y la cultura de la inmediatez promueven una autoexplotación social. Los adolescentes están expuestos a imágenes y narrativas que exalten consumos y desinhibiciones, sin evidencia del costo real. La invisibilidad del riesgo —en fotos y vídeos de fiestas— erosiona la capacidad de reflexión, exacerbando el comportamiento impulsivo, sin cuestionamiento crítico sobre la salud o el futuro.


Oportunidades y riesgos

Oportunidades:

  • La campaña “Está en tu mano” ofrece un marco de acción clara, apelando directamente a familias y adolescentes.
  • Se crea una plataforma para reconfigurar el imaginario social del verano como espacio de ocio positivo, no de inicio del consumo.
  • Posibilidad de introducir educación preventiva estructurada en escuelas y familias, con base en evidencia.

Riesgos:

  • Sesgo de entorno: padres que bajan la guardia, generando espacios seguros solo para ellos, no para los menores.
  • Normalización cultural del alcohol en contextos festivos, reforzada por publicidad y costumbres.
  • Falta de medidas estructurales: si no hay cambios normativos o limitaciones reales al acceso, la prevención se queda en el planeamiento pero no se concreta.
  • Influencia digital que banaliza el consumo como parte del “ser joven” o de encajar socialmente.


Interpretación final

El artículo nos alerta sobre un fenómeno arraigado y complejo: el consumo de alcohol entre menores se inicia cada vez más temprano, en contextos aparentemente inocentes pero socialmente permisivos. Esto representa un desafío moral, sanitario y cultural, que reclama respuestas interdisciplinarias, combinando regulación, educación, reconfiguración simbólica del ocio veraniego y transformación de los imaginarios colectivos.

Se requiere una visión ética que no solo informe, sino que transforme roles y prácticas, de modo que preparar fiestas no implique preparar menores para el alcohol, sino para la socialización consciente y responsable.