Trump redobla sus ataques a los medios y a la libertad de expresión tras el asesinato de Charlie Kirk

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Introducción breve

El artículo de El País informa que Donald Trump ha aprovechado el asesinato de Charlie Kirk —figura relevante de la derecha estadounidense— para intensificar sus ataques contra la prensa y la libertad de expresión. El texto muestra cómo un hecho trágico es instrumentalizado políticamente para reforzar discursos de confrontación con los medios y de victimización de su movimiento. Los actores principales son Trump, los medios de comunicación y, en un trasfondo más amplio, la opinión pública polarizada en EE. UU.


Análisis filosófico

1. Creatividad (Bergson, Whitehead)

  • Desde Bergson, el hecho no refleja un impulso creador, sino más bien un estancamiento de la duración social: el acontecimiento es utilizado para reiterar narrativas ya instaladas.

  • Con Whitehead, se observa una “disonancia” en lugar de armonía: el proceso creativo de la política se reduce a instrumentalizar tragedias para polarizar, sin generar nuevas formas de diálogo.

2. Disrupción y poder (Deleuze, Foucault)

  • Con Deleuze, Trump emplea una “línea de fuga” negativa: desvía la atención del asesinato hacia un ataque a las estructuras mediáticas, creando una diferencia que no abre posibilidades, sino que refuerza divisiones.

  • Según Foucault, aquí opera un régimen de verdad: el discurso de Trump reconfigura el acontecimiento dentro de una narrativa de persecución mediática, legitimando su poder a través de la construcción de enemigos.

3. Ética y responsabilidad (Hans Jonas)

  • El principio de responsabilidad se ve vulnerado: en lugar de ponderar las consecuencias sociales de sus declaraciones, Trump potencia la erosión de la confianza pública en la prensa.

  • Éticamente, el uso de la tragedia personal como arma política refleja una instrumentalización del dolor que ignora los impactos en la cohesión democrática y en la memoria colectiva.

4. Sistemas y complejidad (Luhmann, Morin)

  • Con Luhmann, los medios y la política aparecen como sistemas autopoiéticos en tensión: el periodismo busca autorreferenciarse en la verificación, mientras la política populista se sostiene en discursos alternativos de verdad.

  • Morin permitiría ver la complejidad global: violencia, medios, poder y polarización no son fenómenos aislados, sino interconectados en una dinámica de retroalimentación que erosiona el tejido democrático.

5. Tecnología, transparencia y exposición (Byung-Chul Han)

  • La lógica digital amplifica la tragedia como espectáculo: la exposición inmediata convierte el asesinato en un recurso narrativo.

  • Según Han, se observa la “autoexplotación” del discurso político, que se alimenta del escándalo mediático para sostenerse en la visibilidad y la indignación.

6. Hegemonía y simulacro (Gramsci, Baudrillard)

  • Gramsci: el discurso de Trump refuerza una hegemonía cultural donde la prensa es representada como “enemigo del pueblo”.

  • Baudrillard: la tragedia se convierte en simulacro, más relevante por su representación mediática que por el hecho en sí, difuminando la frontera entre realidad y construcción discursiva.


Conclusión

El asesinato de Charlie Kirk, más que abrir un espacio para la reflexión colectiva, ha sido absorbido por dinámicas de poder y comunicación que priorizan la confrontación. Desde la perspectiva filosófica:

  • Oportunidad: el acontecimiento expone la necesidad de repensar la ética de la comunicación y la responsabilidad política en sociedades hiperexpuestas.

  • Riesgo: el uso instrumental del dolor erosiona la confianza en la prensa, refuerza narrativas de enemigo y contribuye a una modernidad líquida (Bauman) marcada por la incertidumbre y la polarización.

En suma, el hecho no solo refleja una tragedia individual, sino un síntoma de cómo la política contemporánea convierte la comunicación en un campo de batalla que redefine constantemente la verdad y la libertad.