1. Contexto e identificación del tema central
El artículo aborda un desafío estructural de la economía española: el envejecimiento poblacional y su impacto sobre el sistema laboral y de pensiones. Según las proyecciones del INE y la AIReF, España necesitaría un millón de inmigrantes anuales hasta 2050 para mantener su tasa de dependencia y garantizar la sostenibilidad del sistema público de pensiones.
El texto combina datos económicos, proyecciones demográficas y políticas migratorias recientes, subrayando que la inmigración no solo es un fenómeno social, sino una condición de posibilidad económica y sistémica para el futuro del país.
Los actores principales son:
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Instituciones públicas (INE, AIReF, Banco de España, Ministerio de Seguridad Social).
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Población inmigrante, como sujeto activo del sostenimiento del sistema.
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Sectores económicos dependientes de mano de obra extranjera (agricultura, construcción, transporte).
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Gobierno y sociedad civil, responsables de las políticas de integración y cohesión social.
2. Análisis filosófico por categorías
A. Creatividad y emergencia (Henri Bergson, A.N. Whitehead)
Desde la perspectiva bergsoniana, el fenómeno migratorio puede entenderse como una manifestación del “élan vital” social, una respuesta creativa del sistema humano ante el estancamiento demográfico. La inmigración introduce un flujo vital, renovador, que permite la regeneración del tejido económico y cultural.
Whitehead reforzaría esta visión: la sociedad española se encuentra en un proceso de recomposición dinámica, donde la creatividad no es estética, sino social: integrar lo nuevo (inmigrantes, identidades, capacidades) con lo existente (estructuras institucionales, laborales y culturales) para alcanzar una nueva forma de armonía colectiva.
La llegada de nuevos trabajadores no es solo un fenómeno cuantitativo: implica una oportunidad de transformación cualitativa en la forma en que España entiende el trabajo, la convivencia y el bienestar.
B. Disrupción, diferencia y poder (Gilles Deleuze y Michel Foucault)
Deleuze vería en la inmigración un “devenir-múltiple” de la sociedad: una línea de fuga frente a la rigidez de un modelo productivo envejecido. Cada migrante representa una diferencia que desborda las categorías del sistema —nación, clase, pertenencia— y que puede generar nuevas configuraciones sociales y culturales.
Sin embargo, siguiendo a Foucault, el artículo muestra cómo el discurso económico disciplinariza la diferencia: el inmigrante aparece no como sujeto autónomo, sino como recurso funcional al equilibrio macroeconómico. El lenguaje técnico (“tasa de dependencia”, “flujos”, “necesidades de cotización”) convierte a las personas en unidades de ajuste dentro de una biopolítica de la población.
Así, el texto naturaliza un régimen de verdad: el mantenimiento del sistema de pensiones justifica la necesidad de inmigración, pero sin cuestionar las condiciones de inclusión, integración o justicia social de quienes llegan.
C. Ética y responsabilidad (Hans Jonas)
Desde el principio de responsabilidad de Hans Jonas, el dilema no radica solo en mantener el sistema económico, sino en asegurar la dignidad y sostenibilidad de las generaciones futuras. La dependencia de una inmigración masiva para sostener el bienestar plantea interrogantes éticos:
¿es sostenible un modelo que externaliza su rejuvenecimiento demográfico?
¿cómo se garantiza que las generaciones venideras —autóctonas o migrantes— hereden un sistema justo y equilibrado?
Jonas insistiría en la necesidad de pensar más allá del cálculo económico, adoptando una ética del futuro que considere las consecuencias culturales, ecológicas y humanas de esta estrategia.
D. Sistemas y complejidad (Niklas Luhmann, Edgar Morin)
Desde la teoría de Luhmann, el sistema económico y el sistema político operan como subsistemas autopoiéticos que se autorreproducen mediante su propio lenguaje —en este caso, la semántica de la sostenibilidad y la productividad. El artículo refleja esa autorreferencialidad: los medios comunican la necesidad de inmigración como una variable técnica del equilibrio del sistema, no como un proceso humano y relacional.
Morin complementaría esta visión con su pensamiento complejo: la cuestión migratoria no puede entenderse de manera fragmentada (demografía, empleo o pensiones por separado), sino como una red de interdependencias que involucra cultura, educación, ecología y cohesión social. La integración real no es solo cuantitativa (número de llegadas), sino cualitativa (nivel de integración y cooperación).
E. Poder, hegemonía y discurso (Antonio Gramsci, Byung-Chul Han)
Desde Gramsci, el discurso del artículo refuerza una hegemonía económica tecnocrática: la sociedad acepta como “sentido común” que el bienestar colectivo depende de mantener flujos migratorios constantes, sin abrir debate sobre las causas estructurales del envejecimiento ni la redistribución interna de la riqueza.
Por su parte, Byung-Chul Han advertiría que la narrativa de la “necesidad” y la “eficiencia” invisibiliza la dimensión humana y emocional del trabajo. La inmigración se traduce en una forma de autoexplotación global: individuos que se desplazan, adaptan y rinden para sostener un sistema que los instrumentaliza como piezas de productividad.
3. Oportunidades y riesgos
Oportunidades:
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Renovación demográfica y laboral que puede reactivar sectores en declive.
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Posibilidad de redefinir el concepto de ciudadanía hacia una identidad inclusiva y plural.
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Espacio para la innovación social y la cooperación intercultural.
Riesgos:
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Reducción de la persona migrante a una variable económica despersonalizada.
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Dependencia estructural de flujos externos sin políticas de integración sólidas.
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Posible intensificación de desigualdades laborales y culturales si no se equilibran derechos y responsabilidades.
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Reproducción de una lógica neoliberal que subordina la ética al cálculo técnico.
4. Conclusión
El artículo de El Economista muestra con claridad el conflicto entre la racionalidad económica y la responsabilidad ética. La inmigración se presenta como una necesidad cuantificable, pero no se aborda su dimensión ontológica y moral: el hecho de que tras cada número hay vidas, trayectorias y esperanzas.
Desde una lectura filosófica integral, el fenómeno no debe reducirse a un mecanismo de compensación demográfica, sino entenderse como una oportunidad de repensar la comunidad política, el sentido del trabajo y la solidaridad intergeneracional.
En última instancia, el desafío no es atraer un millón de inmigrantes, sino construir un modelo de convivencia sostenible, justo y complejo que reconozca la creatividad de lo humano más allá de su utilidad económica.