Introducción
El texto denuncia que el sector de la construcción en España se enfrenta a un envejecimiento estructural de su plantilla: más de la mitad de los trabajadores tiene ya más de 45 años, lo que pone en evidencia un serio problema de relevo generacional. A pesar de que el empleo en este sector sigue creciendo, el desequilibrio demográfico genera riesgo de escasez de mano de obra en el futuro.
Los actores involucrados son: los trabajadores del sector de la construcción, los jóvenes que no se incorporan, los empleadores y el sistema formativo (y de incentivos) tanto público como privado. También aparece el factor migratorio como posible paliativo.
Análisis filosófico
Creatividad (Henri Bergson, Alfred North Whitehead)
Desde la perspectiva de la creatividad, el artículo evidencia la falta de renovación generacional como pérdida de potencial creativo: los trabajos más manuales, de oficio y de construcción, parecen menos atractivos para los jóvenes, lo que limita la emergencia de nuevas formas, estilos o maneras de “hacer construcción”. Esto implica que el oficio pierde parte de su vitalidad creativa. Bergson podría señalar que la duración (la experiencia acumulada de los trabajadores) está aumentando, pero la novedad (el impulso creativo de lo joven) se pierde. Whitehead, al ver el mundo como “proceso” y devenir, nos recordaría que un sistema que no renueva sus formas corre el riesgo de estancamiento.
Disrupción o poder (Gilles Deleuze, Michel Foucault)
Desde la óptica de la disrupción y el poder, el envejecimiento del sector revela relaciones de poder que pueden mantenerse estáticas: los oficios tradicionales podrían estar capturados por estructuras de dominación (patronales que prefieren perfiles ya formados, sindicatos tradicionales, sistemas formativos poco actualizados). Foucault nos recordaría que el poder se ejerce también a través de estructuras laborales que configuran qué tipo de trabajador “vale” y quién se incorpora. Deleuze mostraría que la falta de jóvenes supone que no se produce una transformación rizomática de los oficios. En definitiva, sin relevo el sector corre el riesgo de continuar bajo los mismos esquemas de poder y organización, sin abrirse a nuevas dinámicas.
Ética y responsabilidad (Hans Jonas)
En clave ética, el diagnóstico plantea una responsabilidad colectiva: la sociedad (y sus instituciones) tienen el deber de cuidar el relevo de los trabajadores, asegurar que los oficios no queden huérfanos. Jonas plantea la ética de la responsabilidad hacia el futuro. Aquí, la generación adulta y el sistema económico tienen una obligación hacia los jóvenes y hacia el sostenimiento del sector. Si el sector clave como la construcción no capta jóvenes, se está fallando en esa responsabilidad de asegurar continuidad, dignidad del trabajo y bienestar social. Además, la falta de relevo podría tener efectos adversos para la seguridad, la calidad del empleo y la seguridad laboral, lo cual supone una cuestión ética de primer orden.
Sistemas complejos (Niklas Luhmann, Edgar Morin)
La construcción es un sistema complejo que involucra educación, mercado laboral, demografía, políticas públicas, tecnologías y migración. Luhmann nos invita a ver que dicho sistema no puede analizarse sólo por una parte (edad de los trabajadores), sino que hay interacciones múltiples: formación profesional, prestigio social de los oficios, demanda de vivienda, políticas migratorias, condiciones de trabajo. Morin sugeriría adoptar un pensamiento complejo que integre la dimensión demográfica, la dimensión tecnológica (innovaciones en construcción), la dimensión social (atracción de jóvenes) y la dimensión económica. El artículo indica que más del 55 % de los ocupados supera los 45 años. Esto sugiere que el sistema corre riesgo de perder su “renovación” interna y puede entrar en un estado de vulnerabilidad estructural.
Tecnología, transparencia, autoexplotación (Byung‑Chul Han)
Desde la perspectiva de Han, el trabajo en la construcción —que históricamente es manual, colectivo, físicamente exigente— se ve afectado por dinámicas de autoexplotación, precariedad y falta de reconocimiento social. Si los jóvenes no entran en el sector, puede deberse a que las condiciones laborales son percibidas como poco atractivas, poco transparentes y con alta exigencia física. La tecnología también entra al cambiar oficios, exigir nuevas competencias, lo cual puede generar una barrera de entrada para generaciones jóvenes que prefieren empleos digitales o “menos duros”. Además, la falta de transparencia y claridad sobre las trayectorias hace que el oficio no aparezca como opción viable. Así, se configura una autoexclusión de los jóvenes de un mundo laboral que, aunque con demanda creciente, no se muestra adaptado a sus expectativas.
Identificación de oportunidades y riesgos
Oportunidades
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El envejecimiento del sector puede generar una presión para mejorar las condiciones de trabajo: mayores salarios, formación continua, modernización tecnológica.
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Puede existir una ventana para la incorporación de migrantes o trabajadores jóvenes con nuevas competencias, lo que dinamizaría el sector.
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Un cambio de paradigma: revalorizar la Formación Profesional, atraer a jóvenes hacia oficios manuales con prestigio renovado, integrando tecnología, digitalización y sostenibilidad.
Riesgos
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Falta de relevo generacional puede provocar escasez de mano de obra y aumento de costes, retrasos, deterioro de calidad en la construcción.
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Riesgo de “desaparición” del oficio tradicional o su transformación hacia formas más precarizadas si no se actúa.
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Potencial aumento de la siniestralidad y del desgaste físico al mantener una plantilla envejecida.
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Problemas sociales: jóvenes que no encuentran un proyecto de oficio sólido, lo que puede generar desapego al trabajo manual, desigualdad generacional y pérdida de autoestima profesional.
Conclusión
El artículo pone sobre la mesa un problema estructural del sector de la construcción en España: su plantilla envejecida y la baja atracción de jóvenes. Desde una mirada filosófica, este hecho implica una pérdida creativa, una reproducción de estructuras de poder, una falta de responsabilidad hacia el futuro, y la advertencia de un sistema complejo que podría entrar en crisis si no renueva sus dinámicas. Asimismo, la tecnología, la autoexplotación y la baja transparencia laboral contribuyen a que los jóvenes se aparten del sector.
El desafío es doble: por un lado mejorar las condiciones materiales, formativas y simbólicas del oficio; por otro, transformar su imagen, su estructura y su capacidad de renovación. Si no se actúa, el sector podría sufrir —y con él, la economía y la sociedad en su conjunto— una debilidad grave en un ámbito clave.