Introducción breve
El artículo de Infobae recoge las declaraciones de Stéphane Séjourné, comisario europeo de Industria y Mercado Interior, quien advierte sobre la dependencia tecnológica de Europa respecto a China y Estados Unidos. Señala que millones de vehículos conectados en Europa podrían ser controlados remotamente “con un botón” desde estos países, lo que plantea riesgos de seguridad y soberanía. El debate se centra en la autonomía tecnológica de la Unión Europea, la regulación de la movilidad conectada y la capacidad de Europa para no quedar subordinada a potencias externas.
Análisis filosófico
1. Creatividad y emergencia (Bergson, Whitehead)
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Bergson: El “élan vital” se enfrenta aquí al riesgo de ser sofocado por una dependencia tecnológica externa. La innovación automotriz europea, en lugar de reflejar un impulso creador autónomo, aparece atrapada en sistemas diseñados fuera de su espacio político y cultural.
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Whitehead: La creatividad cósmica como proceso se ve tensionada: Europa busca armonía entre lo nuevo (digitalización, conectividad) y lo existente (infraestructuras, soberanía). Sin embargo, la realidad muestra un desequilibrio, pues la transformación tecnológica está guiada por otros polos de poder.
2. Disrupción y poder (Deleuze, Foucault)
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Deleuze: El discurso de Séjourné alerta sobre un “punto de captura”: la movilidad conectada, lejos de abrir líneas de fuga, puede transformarse en una máquina de control que bloquea la diferencia y la autonomía europea. En lugar de devenir, hay riesgo de fijación en una dependencia estructural.
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Foucault: Se manifiesta un claro régimen de verdad: la narrativa dominante es que la seguridad y la competitividad europeas dependen de recuperar soberanía tecnológica. El poder y el conocimiento se entrelazan en la regulación de la movilidad conectada. El discurso no solo describe una amenaza, sino que constituye la urgencia de políticas de autonomía.
3. Ética y responsabilidad (Hans Jonas)
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El principio de responsabilidad exige prever los efectos de una conectividad vulnerable: ¿qué ocurre si millones de automóviles pueden ser apagados simultáneamente? Jonas obligaría a pensar en las generaciones futuras, cuya movilidad, seguridad y libertad quedarían condicionadas por las decisiones tecnológicas presentes.
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La ética del futuro aquí implica diseñar sistemas tecnológicos que no deleguen un poder absoluto en actores externos.
4. Sistemas y complejidad (Luhmann, Morin)
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Luhmann: El sistema mediático y político reproduce su propia dinámica: el riesgo tecnológico se convierte en argumento para legitimar políticas industriales europeas. La comunicación es central: no se trata solo de coches, sino de narrar la necesidad de soberanía.
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Morin: El problema no puede abordarse fragmentadamente. La interdependencia entre economía, tecnología, geopolítica y ecología muestra la necesidad de un pensamiento complejo. No es solo “industria”, es un sistema global que incluye seguridad digital, movilidad urbana, autonomía energética y soberanía política.
5. Tecnología, transparencia y autoexplotación (Byung-Chul Han)
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La sociedad de la transparencia implica que la interconexión de datos vehiculares abre espacio a vigilancia y control. Los vehículos conectados no son solo herramientas de movilidad, sino sensores en movimiento que producen información valiosa.
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Desde Han, la amenaza no es solo el “apagón remoto”, sino la colonización invisible de la vida cotidiana mediante flujos de datos y dependencia tecnológica, que conducen a una autoexplotación digital disfrazada de confort y eficiencia.
Conclusión
El artículo muestra un punto de tensión entre innovación y dependencia.
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Oportunidades: La conciencia de vulnerabilidad puede catalizar políticas europeas de soberanía tecnológica, estimular la creatividad local y promover marcos de responsabilidad intergeneracional.
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Riesgos: La subordinación digital a potencias externas, la vulnerabilidad de infraestructuras críticas y la pérdida de autonomía colectiva e individual frente al control remoto de la movilidad.
En síntesis, el caso refleja el dilema contemporáneo entre apertura tecnológica y soberanía política, y exige un pensamiento complejo y responsable que supere la lógica fragmentada de mercado para situarse en una ética del futuro.