El ‘ascensor social’ en España es de bajada: aumentan los ciudadanos de clase baja y media-baja hasta el 28% de la población

 

1. Contexto del texto

El artículo, publicado el 16 de junio de 2025 por Esther García López en Infobae, muestra que el 28 % de la población española pertenece a la clase baja o media-baja—un aumento de casi tres puntos respecto a 2024 (25 %)—mientras que la clase media se sitúa en 46 % y la alta/media-alta en 26 %.

Tema central y actores

  • Tema principal: el deterioro de la movilidad social ascendente, con una mayor proporción de personas estancadas o desplazadas hacia abajo.

  • Actores: hogares de distintas clases, entidades como Cofidis (fuente del IV Observatorio), e implicaciones en los jóvenes, sobre todo en acceso a vivienda, ahorro y salarios.


2. Resumen claro y conciso

El "ascensor social" en España se ha frenado. La proporción de personas en clases bajas/submedias ha subido a 28 %, lo que indica que más pobladores retroceden o no logran ascender socioeconómicamente. La clase media concentra el 46 %, pero muestra signos de estancamiento, mientras que los sectores alto y medio-alto—representando el 26 %—se benefician con mayor intensidad de la recuperación económica. Las dificultades para acceder a vivienda, ahorrar y la precariedad laboral agravan este bloqueo en la movilidad social.


3. Perspectivas filosóficas aplicadas

Creatividad (Bergson, Whitehead)

La movilidad social impulsa la renovación de proyectos públicos y creativos. El estancamiento frena esa génesis social, limitando la base de creatividad que Bergson y Whitehead ven como motor del devenir colectivo.

Disrupción y poder (Deleuze, Foucault)

El descenso del ascensor social puede surgir de un entramado de poder económico y estatal. El acceso limitado a la vivienda y al empleo digno revela formas de biopoder: aquellos con recursos ejercen control sobre las condiciones de vida y frenen la movilidad de los menos favorecidos.

Ética y responsabilidad (Hans Jonas)

Esta situación exige una responsabilidad intergeneracional: estructuras sociales que perpetúan la desigualdad y amenazan los futuros proyectos de vida de generaciones jóvenes, como Jonas advertiría.

Sistemas complejos (Luhmann, Morin)

La estratificación creciente pone en peligro la coesión social. En clave luhmanniana, se fractura el sistema; Morin señalaría la pérdida de complejidad vital para la resiliencia colectiva.

Tecnología, transparencia y autoexplotación (Byung‑Chul Han)

Las nuevas estructuras laborales (economía digital, precariedad) exigen más horas y autoexplotan al individuo sin garantizar movilidad. La transparencia exigida en contratos—aparente libertad—se convierte en una nueva forma de control y explotación.


4. Oportunidades y riesgos

Oportunidades

  • Incentivar políticas de vivienda asequible e inversión pública (en línea con peticiones de Bruselas para triplicar vivienda social).
  • Mejorar salarios reales, productividad e igualdad educativa para devolver la capacidad de ascenso social.

Riesgos

  • Persistencia de desigualdad: amplia brecha entre clases, fijando roles sociales e implicaciones en salud mental y cohesión.
  • Aumento de frustración juvenil y debilitamiento del contrato social, lo que puede derivar en polarización política (ráfagas anti‑inmigración, éxitos ultraliberales) .


5. Interpretación integradora

El artículo destaca una fractura en el ascensor social: más población estancada o descendida, clase media que no sube, y clases altas que se consolidan. Filosóficamente:

  1. Creatividad depende de la renovación generacional y social, hoy limitada por la inmovilidad.
  2. Poder económico restringe condiciones de emancipación.
  3. Responsabilidad ética exige abordar estructuras que condenan a nuevas generaciones a precariedad.
  4. Sistema social se ve vulnerado por la creciente desigualdad, perdiendo estabilidad.
  5. Tecnología y mercado exigen más al individuo sin ofrecer compensación estructural.

Es esencial reactivar reformas integrales: vivienda, redistribución, productividad y acceso equitativo a oportunidades, para restaurar la fe en el juego social y el ascenso.


Conclusión

El descenso del ascensor social en España refleja una profunda crisis estructural. Desde una perspectiva filosófica, vemos un desafío creativo, ético, sistémico y de poder. La forma en que respondamos determinará no solo la justicia presente, sino también el futuro de las próximas generaciones y la cohesión societal.