Estados Unidos cambia visados por intimidad: exigirá a los estudiantes extranjeros acceso público a sus perfiles sociales

1. Contexto del texto

El artículo de elEconomista (21 junio 2025) informa que el Departamento de Estado de EE. UU. condicionará las visas F, M y J a que los solicitantes—estudiantes y visitantes de intercambio—configuren sus redes sociales como públicas, para que los cónsules puedan escrutar actividad en línea en busca de hostilidad hacia EE. UU. o apoyo al terrorismo. Las entrevistas fueron suspendidas el 27 mayo 2025 y se reanudaron tras definir este protocolo. Se justifica como “seguridad nacional” y privilegio, no derecho.

Actores clave: solicitantes (estudiantes extranjeros), Departamento de Estado EE. UU., gobierno Trump, instituciones académicas (Harvard), crítica pública y defensores de derechos civiles.


2. Resumen del contenido

Estados Unidos ha endurecido el protocolo de examen de antecedentes digitales. Requiere redes sociales públicas —incluyendo plataformas usadas en los últimos cinco años— y revisa dichos contenidos por hostilidad, antisemitismo, apoyo a terrorismo o activismo político considerado riesgoso. Negarse a cumplir puede implicar sospecha y desaprobación de la visa por ocultamiento. Esta política se articula con presiones a universidades internacionales que exceden el 15 % de estudiantes extranjeros. Críticos advierten de vigilancia ideológica y censura encubierta .


3. Aplicación de perspectivas filosóficas

• Creatividad (Bergson, Whitehead)

Bergson y Whitehead conciben la creatividad como manifestación liberadora del sujeto humano. Aquí, la exigencia de transparencia digital constriñe ese flujo creativo; los estudiantes pueden autocensurarse, inhibiendo la espontaneidad y la originalidad subjetiva.

• Disrupción o poder (Deleuze, Foucault)

Desde Deleuze y Foucault, esto es biopoder: el Estado interviene en la vida diaria de los individuos, regulando discursos y comportamientos. La vigilancia digital es una forma de micromecánica de control, produciendo sujetos auto‑disciplinados. La “hostilidad” es criterio jurídico‑político para excluir.

• Ética y responsabilidad (Hans Jonas)

La demanda de acceso irrestricto a vidas digitales plantea un dilema ético: escrutar online puede prevenir riesgos, pero vulnera la privacidad esencial del individuo. Jonas subraya la “imperativa responsabilidad”: se debe prever el daño, pero también respetar la dignidad y la autonomía.

• Sistemas complejos (Luhmann, Morin)

En la universidad como sistema complejo, la presencia internacional es funcionante: diversidad sirve al conocimiento y finanzas. La política de visa introduce un acoplamiento rígido, inhibiendo la complejidad y cerrando conexiones epistemológicas y culturales.

• Tecnología, transparencia, autoexplotación (Byung‑Chul Han)

Han afirma que la transparencia obliga a autoexplotación: los individuos “se exponen” a sí mismos por su propio beneficio, pero esto genera presión y autocensura. Acá, los estudiantes se transforman en vigilantes de su propio discurso para acceder a un sistema superior.


4. Oportunidades y riesgos

Oportunidades

  • Mayor control de amenazas terroristas reales.

  • Posible prevención de discursos de odio que afectan la convivencia en campus.

Riesgos

  • Privacidad vulnerada: se sugiere invasión de la esfera privada, ideológica.

  • Censura indirecta: se auto‑regulan para evitar sanciones y no exponen sus ideas.

  • Homogeneización del discurso académico: el miedo a posturas críticas limita el debate.

  • Desplome del atractivo internacional: pérdida de diversidad, fuga de talento, daño reputacional y económico.


5. Conclusión

La norma revela cómo el control estatal puede penetrar la intimidad digital bajo preceptos de valoración securitaria. El avance del biopoder se extiende a esferas ideológicas y creativas, generando auto vigilancia y autocensura. La paradoja es evidente: lo que pretende proteger (seguridad nacional) puede erosionar la riqueza del ecosistema académico global.


En síntesis, la medida es un punto de inflexión donde seguridad y vigilancia convergen, vulnerando los principios filosóficos de libertad creativa, autonomía, pluralismo y responsabilidad responsable. Se abre una pregunta urgente: ¿hasta qué punto el Estado puede sacrificar pluralidad intelectual en nombre de un supuesto bien mayor?