Surfeando la ola de la vida: así es como el surf pasó de ser una afición a una terapia contra el dolor físico y emocional

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Introducción breve

El artículo de El Confidencial presenta la práctica del surf como terapia para el dolor emocional y los trastornos psicológicos. Explica cómo diversas investigaciones y experiencias clínicas han mostrado que el contacto con el mar, el movimiento corporal y la dinámica del surf pueden ayudar a personas con ansiedad, depresión o traumas a encontrar equilibrio emocional. Actores clave en el texto son psicólogos, terapeutas y pacientes que exploran esta disciplina como una herramienta complementaria a la psicoterapia tradicional.


Análisis filosófico

1. Creatividad (Bergson, Whitehead)

  • Bergson: El surf-terapia refleja el élan vital, un impulso creativo que busca superar el dolor emocional mediante la conexión con la experiencia fluida del mar. El movimiento sobre la ola simboliza la duración, es decir, la continuidad de la vida más allá de la fragmentación del sufrimiento.

  • Whitehead: La actividad integra cuerpo, mente y entorno en un proceso creativo. No es una práctica estática, sino un flujo dinámico que genera armonía entre la novedad terapéutica y las formas tradicionales de tratamiento.

2. Disrupción y poder (Deleuze, Foucault)

  • Deleuze: El surf se plantea como una línea de fuga, una salida frente a los discursos médicos rígidos. Introduce un devenir distinto: en lugar de reducir la terapia a la palabra o a la farmacología, abre un espacio experiencial, corporal y transformador.

  • Foucault: Se observa un cambio en el régimen de verdad sobre lo que se considera válido como “cura”. El surf-terapia desafía la hegemonía del saber médico tradicional y legitima prácticas híbridas entre naturaleza, deporte y psicología.

3. Ética y responsabilidad (Hans Jonas)

  • Jonas invitaría a reflexionar sobre la responsabilidad de aplicar terapias no convencionales: si bien los beneficios pueden ser profundos, también existe el riesgo de comercializar la práctica o de presentarla como panacea sin suficiente base científica. El principio de responsabilidad exige pensar en los efectos a largo plazo en pacientes vulnerables.

4. Sistemas y complejidad (Luhmann, Morin)

  • Luhmann: El surf-terapia se inserta en el sistema médico y mediático como novedad disruptiva, generando comunicación en torno a nuevas formas de salud mental. El artículo, como producto periodístico, contribuye a la autoorganización del sistema social que busca alternativas al sufrimiento.

  • Morin: Refleja el pensamiento complejo: no se trata solo de psicología, sino de una red donde interactúan naturaleza, deporte, emoción, cultura y ciencia. El surf se convierte en un nodo que conecta múltiples dimensiones de la experiencia humana.

5. Tecnología y autoexplotación (Byung-Chul Han)

  • Aunque el surf no es tecnología digital, Han permitiría pensar la práctica como antítesis del exceso de productividad y autoexplotación contemporánea. El surf-terapia invita a la desaceleración y contemplación, en contraste con la exigencia de rendimiento constante en la vida moderna.


Conclusión

El surf-terapia emerge como símbolo de creatividad y apertura: conecta cuerpo, emoción y naturaleza en un proceso sanador. Filosóficamente, representa una ruptura con narrativas médicas rígidas (Deleuze), introduce un régimen de verdad alternativo (Foucault) y encarna el principio de fluidez y duración vital (Bergson).

Los riesgos residen en la posible banalización o mercantilización de la práctica, que podría desplazar su dimensión terapéutica hacia el consumo superficial de “experiencias de bienestar”. Sin embargo, las oportunidades son notables: pensar la salud mental desde una visión compleja (Morin) y responsable (Jonas), que integra entorno natural, cuerpo y mente, ofreciendo un modelo más humano y holístico de cuidado.

En suma, el artículo no solo describe una terapia emergente, sino que abre un campo filosófico para reflexionar sobre nuevas formas de sanar en un mundo marcado por la aceleración y el dolor emocional.