Introducción breve
El artículo de El Confidencial reflexiona sobre el fenómeno de viajar por inercia, es decir, desplazarse sin un propósito claro más allá de cumplir con la expectativa social o personal de "ir a algún sitio". La narración parte de experiencias personales y observaciones de un mundo saturado de movilidad, donde el acto de viajar se convierte en rutina más que en descubrimiento. La saturación turística, la pérdida de sentido del desplazamiento y la homogeneización cultural son ejes centrales.
Análisis filosófico
1. Creatividad y emergencia (Bergson, Whitehead)
Desde Bergson, el viaje auténtico debería responder a un élan vital, un impulso creativo que renueve la experiencia. Sin embargo, el texto sugiere que el viaje por inercia carece de esta vitalidad, pues la duración vivida se sustituye por secuencias mecánicas de desplazamiento. Desde Whitehead, la armonía entre lo nuevo y lo existente se rompe: el proceso de viajar se estanca en una repetición sin verdadero cambio, perdiendo el flujo de interacciones transformadoras.
2. Disrupción y diferencia (Deleuze, Foucault)
Deleuze identificaría la ausencia de líneas de fuga: el viaje, en lugar de escapar de estructuras rígidas, las reproduce (destinos masificados, itinerarios prefabricados). Foucault aportaría que este patrón de viaje está inmerso en un discurso de consumo turístico que legitima la idea de movilidad constante como símbolo de estatus, estructurando una “verdad” social: el valor del viaje está en hacerlo, no en el sentido que aporte.
3. Ética y responsabilidad (Hans Jonas)
Jonas advertiría sobre la irresponsabilidad ambiental y cultural del viaje sin propósito, que contribuye al agotamiento de recursos, a la presión sobre comunidades locales y al deterioro de entornos naturales. La falta de reflexión sobre las consecuencias a largo plazo convierte el viaje en un acto que ignora el bienestar de las generaciones futuras.
4. Sistemas y complejidad (Luhmann, Morin)
Luhmann vería en el turismo por inercia un sistema autopoiético que se retroalimenta: la industria crea la necesidad de viajar, el viajero responde, y el ciclo se perpetúa. Morin subrayaría que esta visión fragmentada del viaje ignora las interconexiones entre lo económico, lo ecológico y lo cultural, simplificando un fenómeno complejo a un simple acto de consumo.
5. Tecnología, transparencia y autoexplotación (Byung-Chul Han)
Han señalaría que las redes sociales y la cultura de la imagen exacerban el viaje por inercia: se viaja para producir contenido, proyectar una identidad y no quedar fuera de la narrativa social. Este mecanismo lleva a la autoexplotación: la experiencia se subordina a su exhibición.
Conclusión
El artículo abre un espacio de reflexión sobre el riesgo de que el viaje pierda su potencia transformadora y se convierta en un hábito vacío, guiado más por la presión cultural que por la búsqueda genuina de experiencias. Desde la óptica filosófica, esta tendencia plantea riesgos de homogenización cultural, impacto ambiental y alienación personal, pero también ofrece la oportunidad de repensar el viaje como acto consciente, creativo y responsable. La clave estaría en reintroducir el sentido y la conexión en la experiencia de desplazarse, recuperando el viaje como transformación y no como mera inercia.