Alemania se está preparando para una guerra en Europa. Quiere empezar con latas de raviolis

Fuente y enlace 


1. Identificación del contexto

Tema central
El artículo aborda las recientes declaraciones del ministro de Agricultura alemán sobre la creación de una reserva nacional de alimentos no perecederos (como latas de raviolis) con fines de “preparación civil” en el contexto de una posible escalada militar en Europa. Se conecta con un cambio de mentalidad —tanto institucional como social— hacia la idea de que un conflicto armado ya no es algo meramente hipotético, sino una amenaza plausible. 

Se discuten también medidas estratégicas complementarias: aumento del gasto militar, reforma del servicio militar, fortalecimiento de reservas alimentarias, rehabilitación de búnkeres, reordenamiento logístico, percepción pública del riesgo, y el rol de Alemania en el liderazgo militar europeo. 

Actores involucrados

  • El gobierno alemán (ministros, canciller, parlamento)

  • Ministerio de Agricultura / población civil (campañas de concienciación)

  • Expertos en defensa y logística

  • La opinión pública alemana y europea

  • Entidades supranacionales como la OTAN y la UE

El artículo también sitúa a Alemania como contrapunto o motor de una “preparación militar europea”, con implicaciones para el conjunto del continente.


2. Resumen del contenido

  1. Alemania contempla reforzar reservas nacionales de alimentos de fácil consumo inmediato (por ejemplo, latas de raviolis) para asegurar la continuidad alimentaria en escenarios de crisis. 

  2. El ministro de Agricultura menciona una inversión estimada de unos 90 millones de euros para esta reserva.

  3. Alemania ya mantiene reservas clásicas de cereales, legumbres, arroz y productos básicos distribuidos en almacenes estratégicos de los que no se divulgan ubicaciones, por temor a saqueos.

  4. El cambio es parte de un viraje más amplio: eliminación del “techo de deuda” para aumentar el gasto militar, impulso al reclutamiento (incluso formas de servicio militar obligatorio o expandido), transformación de la Bundeswehr, fortalecimiento de la percepción en la población de que un conflicto no es tan improbable.

  5. Se menciona el antecedente de 2016, cuando Alemania pidió a sus ciudadanos que almacenasen provisiones básicas para cinco días, lo cual generó polémica. 

  6. También se denuncia dificultad logística: muchas reservas requieren procesamiento (cocinar), transporte, energía, distribución, y rehabilitar la infraestructura de búnkeres, algunos ya deteriorados o en número reducido.

  7. Se plantea que este giro mental/social hacia la “guerra como posibilidad real” —o lo que el artículo denomina “kriegsüchtig” (preparado o adicto a la guerra)— es característico de un nuevo paradigma en Europa frente a amenazas emergentes.


3. Aplicación de perspectivas filosóficas

Aquí aplico conceptos de distintas corrientes para iluminar lo que está en juego.

Creatividad / devenir (Bergson, Whitehead)

  • Potencial de generar nuevas formas sociales: la transición de “paz garantizada” a “preparación para guerra” implica un devenir inesperado del cuerpo social europeo. La idea de almacenar latas no es solo logística: es una metáfora de cómo la sociedad reordena sus prioridades ante un horizonte radicalmente cambiado.

  • Innovación en las prácticas cotidianas: medidas como reservas alimentarias, infraestructura de búnkeres o activación del reclutamiento no son meras reacciones militares, sino intervenciones tecnológicas y organizativas que transforman el tejido social. Aquí se ve creatividad institucional (Whitehead) en la reorganización del tiempo, espacio y recursos bajo una noción de contingencia bélica.

  • También aparece una tensión entre lo previsible y lo imprevisible: el futuro ya no es confiable, lo inesperado se incorpora como posibilidad operativa.

Disrupción / Poder (Deleuze, Foucault)

  • Biopoder y disciplina social: la propuesta gubernamental de que los ciudadanos mantengan reservas alimentarias implica una forma de vigilancia y disciplina sobre la vida cotidiana, una ampliación del poder estatal sobre lo íntimo (lo que comes, cómo te preparas). Esto corresponde a una lógica biopolítica donde el Estado modula fuerzas vitales, no solo cuerpos militares.

  • Régimen de seguridad: recordar que Foucault distingue las tecnologías de poder centradas en el control (vigilancia) y las de seguridad (gestión de riesgos). Aquí vemos la transformación de la sociedad bajo una lógica de seguridad perenne: se genera un “riesgo militar” que se internaliza en la vida civil.

  • Guerra como forma de gobierno: cuando un Estado se “prepara para la guerra”, la línea entre lo militar y lo civil se difumina. Se militariza el espacio de lo cotidiano, se convierte la población en recurso estratégico y objeto de políticas preventivas.

Ética y responsabilidad (Hans Jonas)

  • Jonas nos recordaría la “responsabilidad hacia el futuro”: las decisiones de hoy deben contemplar las consecuencias para generaciones futuras. En este caso:

    • ¿Qué costos (económicos, ecológicos, sociales) implica mantener reservas alimentarias industriales de tanto volumen?

    • ¿Qué riesgos éticos hay de sembrar en la población una mentalidad de “estado de sitio permanente”?

    • ¿Se está apelando al miedo más que a la racionalidad?

    • La responsabilidad del Estado es no solo prevenir el mal, sino evitar políticas que agraven la precariedad o el autoritarismo.

  • Además, la propuesta evalúa un mal posible (guerra) y actúa frente a él, lo cual es central en la ética preventiva de Jonas: “actuar en anticipación del riesgo”.

Sistemas complejos (Luhmann, Morin)

  • Interdependencia e incertidumbre: Europa, la OTAN, relaciones con Rusia, mercados energéticos, suministro de materias primas — todo constituye un sistema complejo con retroalimentaciones no lineales. Un movimiento en un sector (militar) repercute en otros (energía, comercio, diplomacia).

  • Autopoiesis social: los sistemas sociales producen sus propias estructuras de observación. Al “activar” la referencia a la guerra, la política, los medios, los ciudadanos reorganizan sus esquemas de percepción y acción. Este cambio recíproco entre discurso estatal y percepción social es típico de sistemas autoreferenciales.

  • Pensamiento complejo (Morin): no basta con una visión militar o económica aislada; hay que integrar lo cultural, lo psicológico, lo ecológico y lo informativo. Las reservas alimentarias no son únicamente un problema logístico, sino simbólico (qué alimentos valoramos), político (poder de distribución), tecnológico y ambiental.

Tecnología, transparencia, autoexplotación (Byung-Chul Han)

  • Transparencia provisional y ansiedad: en una era en que se exige visibilidad, la propuesta de reservas secretas (ubicaciones de almacenes desconocidas) es paradójica. La opacidad -justificada por la seguridad- contrasta con una demanda social de control y rendición de cuentas.

  • Autoexplotación bajo la amenaza permanente: la ciudadanía puede internalizar la obligación de estar “preparada”, no como opción, sino como deber moral. Puede generarse una autoexigencia de vigilancia continua, responsabilidad individual incluso frente a crisis colectivas, lo que remite a la lógica neoliberal del “emprendedor de sí mismo”, ahora aplicado a la supervivencia.

  • Tecnologización de la crisis: el almacenamiento masivo, la logística, la infraestructura, los sistemas de alerta, las redes de distribución; todo es mediado tecnológicamente. Pero esa tecnificación puede dar lugar a dependencias vulnerables (fallos de energía, ciberataques) o a un desbordamiento de control.


4. Identificación de oportunidades y riesgos

Oportunidades / aspectos constructivos

  • Mayor realismo estratégico: reconocer que la paz no es un estado garantizado puede llevar a reforzar instituciones de defensa, resiliencia civil y cooperación europea.

  • Cohesión social frente a amenazas comunes: la percepción compartida de riesgo puede fortalecer solidaridad, participación ciudadana y conciencia de vulnerabilidad colectiva.

  • Innovación en sistemas de suministro y logística: desarrollar redes de distribución robustas, infraestructuras de emergencia, mejoras en resiliencia energética y alimentaria.

  • Reajuste de alianzas europeas: Alemania podría impulsar una defensa europea más autónoma, reducir dependencias externas y ofrecer liderazgo estratégico.

Riesgos / desafíos

  • Militarización de lo civil: banalizar la guerra puede volver aceptable lo aberrante, y convertir la cultura política en militarocéntrica.

  • Autoritarismo encubierto: bajo el paraguas de la “seguridad”, medidas que limiten libertades (control de alimentos, vigilancia, censura de información crítica) pueden justificarse.

  • Miedo estructural y psicopolítica: si se mantiene una expectativa persistente de crisis, la población vive en estado de alarma permanente, efecto que erosiona tejido social (ansiedad, polarización).

  • Inequidades en acceso: las reservas pueden favorecer a quienes tengan recursos, espacio o conectividad; ciudades densas o poblaciones vulnerables pueden quedar marginadas.

  • Sostenibilidad ecológica y económica: mantener reservas masivas, renovar alimentos caducados, garantizar condiciones de almacenamiento (energía, transporte) implica costos elevados.

  • Desconfianza social: si las autoridades no explican con claridad, pueden generarse teorías conspirativas, rechazo ciudadano o dudas sobre legitimidad.


5. Interpretación integral

El artículo muestra un síntoma de un cambio de era: el paso de una convicción colectiva de que “la guerra es del pasado” a una nueva normalidad en la que el conflicto vuelve a percibirse como plausible. Esa transformación no es solo estratégica o militar, sino antropológica: moldea cómo entendemos nuestra vulnerabilidad, nuestro deber como ciudadanos y nuestra relación con el Estado.

Desde una óptica filosófica:

  • Se inserta una liminalidad entre lo civil y lo militar, donde el ciudadano deja de ser mera población y pasa a concebirse como un “sujeto estratégico”.

  • La propuesta de reservas alimentarias (las latas de raviolis) es una metáfora potente: lo cotidiano se militariza, lo trivial se vuelve símbolo de supervivencia.

  • La responsabilidad puede volverse una carga: no basta con esperar al Estado; los individuos se convierten en gestores de su propias reservas, lo que tensiona la distinción entre lo público y lo privado.

  • Pero también abre la oportunidad de reconfigurar una ética de la fragilidad: reconocer que el riesgo es estructural, no accidental, y pensar sociedades más tolerantes a la contingencia y preparadas para lo imprevisible.

  • El desafío será integrar esta previsión sin caer en paranoia permanente, sin erosionar la confianza civil, sin sacrificar valores democráticos por una ilusión de seguridad absoluta.

Como conclusión: lo que en apariencia podía ser una propuesta curiosa (reservas de comida enlatada) es en realidad un umbral simbólico: el umbral donde la fantasía bélica retorna a la vida pública. El modo en que Europa —y la sociedad alemana en particular— gestione ese umbral será decisivo para el tipo de comunidad que será: una de preparación permanente, o una de vigilancia consciente sin perder la humanidad.