Introducción
El artículo relata cómo la Asamblea General de la ONU respondió al discurso de Donald Trump, quien defendió un orden mundial basado en el unilateralismo y el nacionalismo. La mayoría de los representantes defendieron, en contraste, un sistema internacional sustentado en reglas, cooperación multilateral y respeto a los acuerdos comunes. Los actores principales son: Trump como representante de una visión soberanista y disruptiva, frente a la ONU y los países que buscan sostener la cooperación global.
Análisis filosófico
1. Creatividad (Bergson, Whitehead)
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Desde Bergson, el “impulso vital” de la ONU puede entenderse como la búsqueda de mantener un flujo creativo de convivencia internacional. La defensa de normas comunes es un modo de prolongar la “duración” de una experiencia compartida más allá de rupturas individuales.
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Con Whitehead, el contraste se observa en cómo la ONU procura armonizar la pluralidad de naciones y perspectivas, frente a la visión disruptiva de Trump que rechaza esa integración. El orden internacional es un proceso creativo en constante construcción, no un marco estático.
2. Disrupción y poder (Deleuze, Foucault)
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Desde Deleuze, Trump representa una “línea de fuga” al apartarse del consenso multilateral. Sin embargo, esa fuga no necesariamente abre a nuevas posibilidades emancipadoras, sino que refuerza una diferencia marcada por el aislamiento.
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Con Foucault, puede analizarse el discurso de Trump como un ejercicio de poder que pretende imponer una “verdad” soberanista frente al régimen de verdad de la ONU, que se legitima a través de las reglas internacionales. El choque es entre dos discursos que intentan estructurar la percepción de la política mundial.
3. Ética y responsabilidad (Hans Jonas)
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La postura de Trump muestra una ética centrada en el presente y en la soberanía inmediata, sin consideración clara hacia los efectos globales y futuros.
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En cambio, la ONU encarna el “principio de responsabilidad”: las normas internacionales buscan evitar conflictos y daños a largo plazo, protegiendo a las generaciones futuras frente a decisiones unilaterales.
4. Sistemas complejos (Luhmann, Morin)
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Según Luhmann, la ONU actúa como un sistema autopoiético que se autorregula mediante la comunicación de reglas y acuerdos. Trump intenta introducir una disonancia que cuestiona la propia autopoiesis del sistema.
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Desde Morin, el multilateralismo es un ejemplo de pensamiento complejo: reconoce interdependencias globales (clima, seguridad, comercio). El nacionalismo unilateral, en cambio, fragmenta la comprensión de esa complejidad.
5. Tecnología, transparencia y autoexplotación (Byung-Chul Han)
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Aunque el artículo no aborda directamente la tecnología, la visión de Han permite leer el discurso de Trump como un síntoma de la era de la transparencia y la confrontación mediática: el líder se expone en una narrativa de fuerza y autenticidad inmediata, opuesta a los procesos deliberativos lentos de la ONU. Esto refleja un cansancio cultural frente a instituciones que demandan cooperación prolongada.
Conclusión
El artículo refleja una tensión fundamental entre dos modelos de orden mundial: el unilateralismo disruptivo y el multilateralismo normativo.
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Oportunidades: La defensa de la ONU fortalece la idea de responsabilidad colectiva, de procesos creativos que integran diversidad y de sistemas complejos que buscan estabilidad global.
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Riesgos: El discurso de Trump muestra cómo el poder puede fracturar consensos y debilitar estructuras comunes, poniendo en riesgo la cooperación necesaria para enfrentar problemas globales.
En suma, el análisis filosófico revela que el conflicto no es solo político, sino también ontológico y ético: se juega la definición de lo que significa vivir en un mundo interdependiente y cómo se distribuye el poder en él.