Introducción breve
El artículo de El Confidencial analiza la creciente normalización de la violencia política en distintos países, evidenciada en datos recientes que muestran un aumento de agresiones, amenazas y asesinatos vinculados a actores políticos. La nota expone cifras alarmantes y cuestiona cómo este fenómeno erosiona la confianza ciudadana, debilita la democracia y refuerza dinámicas de polarización.
Análisis filosófico
1. Creatividad (Bergson, Whitehead)
La violencia política no refleja el impulso vital creativo (Bergson), sino una degradación de la energía social hacia la destrucción en lugar de la innovación. La política, en vez de abrir espacios de nuevas formas de convivencia, se cristaliza en dinámicas de repetición violenta. Desde Whitehead, se observa una falta de armonía procesual: lo nuevo no se integra constructivamente, sino que rompe el tejido democrático y genera disonancia.
2. Disrupción y poder (Deleuze, Foucault)
Con Deleuze, la violencia aparece como una “línea de fuga” perversa, donde la diferencia no abre nuevas posibilidades, sino que se instrumentaliza para excluir y dominar.
Foucault ayuda a ver que el discurso mediático sobre la violencia política participa en la construcción de un régimen de verdad: presentar la violencia como inevitable o normalizada puede reforzar la naturalización del poder ejercido por la coacción. El conocimiento sobre “cifras” se convierte en un dispositivo de control de la percepción pública.
3. Ética y responsabilidad (Hans Jonas)
La ética de la responsabilidad exige analizar las consecuencias futuras de esta violencia: si la política se convierte en un terreno de amenazas constantes, se compromete el bienestar de las próximas generaciones. Jonas recordaría que la democracia requiere preservar las condiciones mínimas para la deliberación y la confianza, de lo contrario se erosiona el horizonte ético del futuro.
4. Sistemas y complejidad (Luhmann, Morin)
Desde Luhmann, el sistema político y mediático funciona como un circuito autopoiético: al reproducir continuamente noticias de violencia, refuerza la percepción de un entorno donde la agresión es parte inherente de la política. Morin aportaría que el fenómeno debe comprenderse desde una visión compleja, donde interactúan polarización social, crisis económicas, degradación institucional y dinámicas mediáticas globalizadas.
5. Tecnología, transparencia y autoexplotación (Byung-Chul Han)
En la era digital, la violencia política se amplifica por la lógica de las redes sociales: exposición inmediata, hipertransparencia del conflicto y viralización de amenazas. Esto genera un clima de vigilancia constante, que erosiona la esfera pública y agota a la ciudadanía en un estado de cansancio colectivo ante la violencia como espectáculo.
Identificación de oportunidades y riesgos
Oportunidades
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El artículo aporta datos que permiten visibilizar un problema estructural que muchas veces se invisibiliza.
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Puede motivar un debate público sobre cómo fortalecer las instituciones democráticas y proteger a los actores políticos frente a la intimidación.
Riesgos
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Al presentar la violencia como una tendencia “normalizada”, corre el riesgo de consolidar una hegemonía cultural de la resignación (Gramsci).
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Existe peligro de que el discurso se vuelva un simulacro (Baudrillard), donde las cifras eclipsan las experiencias humanas concretas de las víctimas.
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La naturalización mediática puede legitimar la violencia como parte inevitable del juego político, debilitando los fundamentos éticos de la convivencia.
Conclusión
El artículo muestra cómo la violencia política, lejos de ser un hecho aislado, está siendo integrada como parte “normal” del paisaje democrático. Desde las perspectivas filosóficas analizadas, emerge un cuadro crítico: se erosiona el impulso creativo de la vida política, se consolidan regímenes de verdad que legitiman el poder por la coacción, y se proyecta un riesgo ético grave para las generaciones futuras. La clave está en resistir la naturalización, reconstruir narrativas que promuevan armonía y complejidad, y fortalecer la responsabilidad colectiva frente a la violencia.