Introducción
El artículo “Adiós a la crisis de los 40 y a la angustia vital” (Levante-EMV, Tendencias21) plantea un cambio cultural y social en la percepción de la llamada crisis de la mediana edad. Tradicionalmente asociada a sentimientos de vacío, frustración y cuestionamiento existencial, esta crisis parece estar debilitándose en un contexto donde la longevidad, la flexibilidad laboral y las nuevas formas de vida replantean los ciclos vitales. Los actores implicados son tanto los individuos que atraviesan la madurez como la sociedad en su conjunto, que reconfigura las expectativas sobre éxito, identidad y sentido vital.
Análisis filosófico
1. Creatividad y emergencia (Bergson, Whitehead)
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Desde la perspectiva de Bergson, el abandono de la crisis de los 40 refleja el predominio del élan vital: la vida como impulso creativo que no se detiene en etapas rígidas, sino que fluye en duración continua. La identidad no queda fija en un “antes y después” de la juventud, sino que se reinventa.
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Con Whitehead, este cambio cultural se entiende como parte del proceso dinámico de la realidad. La desaparición de un ciclo vital predefinido es una síntesis creativa que armoniza la extensión de la vida activa con nuevas formas de realización.
2. Disrupción y poder (Deleuze, Foucault)
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Para Deleuze, la superación de la crisis de los 40 funciona como línea de fuga: se rompe con la narrativa dominante de que la madurez es un tiempo de declive. Surge un devenir en el que lo nuevo se puede desplegar en cualquier etapa de la vida.
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Según Foucault, esta transformación también responde a un reordenamiento del discurso. Si antes el régimen de verdad definía que la madurez conllevaba crisis y pérdida, ahora el discurso cultural legitima la prolongación de la vitalidad y la búsqueda de sentido más allá de categorías rígidas.
3. Ética y responsabilidad (Hans Jonas)
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En clave ética, Jonas invitaría a reflexionar sobre las consecuencias a largo plazo de esta disolución de la crisis. ¿Se trata de una auténtica liberación de la angustia o de una exigencia cultural de auto-optimización permanente? Existe un riesgo de desplazar la responsabilidad hacia el individuo, que debe demostrar siempre vitalidad, sin atender a sus límites existenciales.
4. Sistemas y complejidad (Luhmann, Morin)
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Para Luhmann, el cambio en torno a la crisis de los 40 puede leerse como una reconfiguración del sistema cultural y mediático: los relatos sobre la vida se ajustan a nuevas dinámicas sociales, como el retraso de la jubilación o la flexibilización de los roles familiares.
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Con Morin, es evidente la necesidad de una visión compleja: la desaparición de esta crisis no responde a un solo factor, sino a la interacción de la biología, la psicología, la economía y la cultura, mostrando la interdependencia de múltiples dimensiones.
5. Tecnología y autoexplotación (Byung-Chul Han)
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Han advertiría que este aparente “fin de la crisis” puede estar vinculado a la lógica de la autoexplotación: el individuo, incluso en la madurez, debe mostrarse productivo, activo, “joven de espíritu”. La supresión de la crisis puede esconder la imposibilidad de detenerse y cuestionar el sentido de la vida, en un entorno dominado por la transparencia, la positividad y la exigencia de rendimiento continuo.
Conclusión
El artículo refleja un cambio cultural profundo: la crisis de los 40 deja de ser un destino inevitable y se transforma en un relato flexible, donde la creatividad vital y la reinvención personal prevalecen sobre la angustia. Desde un punto de vista filosófico:
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Oportunidad: apertura a una visión más fluida de la vida, donde cada etapa puede ser espacio de creación y sentido.
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Riesgo: la eliminación del concepto de crisis puede encubrir nuevas formas de presión social, donde la responsabilidad de “no decaer” recae exclusivamente en el individuo.
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Hallazgo conceptual: se confirma una transición desde un modelo lineal de vida hacia uno más complejo, rizomático (Deleuze), donde el tiempo se experimenta como proceso abierto y no como destino fijo.
En suma, el “adiós a la crisis de los 40” no es simplemente un alivio psicológico, sino un síntoma de transformaciones sociales, éticas y culturales más amplias que reconfiguran la experiencia humana en la modernidad líquida (Bauman).