El retroceso a dos velocidades de los 'ninis' recuerda por qué España sigue sin ser un país para jóvenes

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Introducción

El artículo de El Economista analiza la evolución de los llamados “ninis” (jóvenes que ni estudian ni trabajan) en España. Señala un retroceso “a dos velocidades”: mientras algunos jóvenes logran salir de esta condición gracias a la mejora del empleo y la educación, otros permanecen atrapados en un círculo de precariedad y exclusión. El texto recuerda que España sigue siendo un país con grandes dificultades para ofrecer un horizonte de estabilidad y desarrollo a su juventud, lo que refleja problemas estructurales en el mercado laboral, el sistema educativo y las políticas sociales.


Análisis filosófico

1. Creatividad y emergencia (Bergson, Whitehead)
El fenómeno de los “ninis” puede verse como la negación del élan vital (Bergson): una interrupción del impulso creador de la vida que debería abrir caminos de innovación y futuro. La juventud, que en teoría encarna la duración y la posibilidad de lo nuevo, queda bloqueada en un presente estancado. Desde Whitehead, la sociedad española parece fallar en armonizar la creatividad individual de los jóvenes con estructuras institucionales que permitan un proceso dinámico de integración social.

2. Disrupción y poder (Deleuze, Foucault)
Deleuze hablaría aquí de la falta de líneas de fuga: en lugar de ofrecer alternativas de devenir, el sistema educativo y laboral encierra a los jóvenes en lógicas repetitivas de precariedad. Foucault ayuda a entender cómo el discurso mediático sobre los “ninis” funciona como un régimen de verdad: no solo describe, sino que etiqueta y produce una categoría social que marca a ciertos jóvenes como “problema”, reforzando relaciones de poder y exclusión.

3. Ética y responsabilidad (Hans Jonas)
Desde Jonas, el problema de los “ninis” exige un principio de responsabilidad intergeneracional: las políticas públicas no pueden reducirse a gestionar el presente económico, sino que deben garantizar condiciones de vida dignas para las generaciones futuras. El fracaso en integrar a los jóvenes en estructuras estables compromete el futuro del país y su sostenibilidad social.

4. Sistemas y complejidad (Luhmann, Morin)
Según Luhmann, el fenómeno muestra cómo los sistemas educativos y laborales, como subsistemas sociales autopoiéticos, reproducen dinámicas que se autojustifican, pero dejan fuera a muchos individuos. Morin subrayaría la necesidad de un pensamiento complejo: los “ninis” no son un problema aislado, sino el resultado de la interacción entre educación, economía, cultura y política.

5. Tecnología y autoexplotación (Byung-Chul Han)
En la era digital, el joven precarizado enfrenta además la presión de la autoexplotación y la exigencia de constante adaptación. El discurso de la “culpa individual” (no esforzarse lo suficiente, no formarse adecuadamente) invisibiliza las condiciones estructurales, creando lo que Han llama una sociedad del cansancio, donde los jóvenes interiorizan el fracaso como propio.

6. Dinámicas sociales y hegemonía (Gramsci, Bauman)
Gramsci ayuda a ver cómo los medios reproducen una hegemonía cultural que normaliza la precariedad juvenil como “inevitable”. Bauman, con su concepto de modernidad líquida, muestra la fragilidad de los vínculos sociales y laborales: los jóvenes viven en un estado de incertidumbre permanente, sin estructuras sólidas a las que aferrarse.


Conclusión

El artículo revela un dilema profundo: la juventud, que debería ser el motor creativo de la sociedad, se encuentra atrapada en un sistema que no le da oportunidades reales de futuro. Desde una perspectiva filosófica:

  • Oportunidades: el problema puede visibilizar la necesidad de repensar estructuras laborales y educativas más inclusivas, fomentar nuevas líneas de fuga (Deleuze) y asumir una responsabilidad intergeneracional (Jonas).

  • Riesgos: perpetuación de discursos estigmatizantes, consolidación de desigualdades estructurales, y debilitamiento del potencial creativo de toda una generación.

España, como plantea el texto, “no es un país para jóvenes” porque aún no logra articular creatividad, justicia social y estabilidad en un marco común. Resolver este desafío exige un pensamiento complejo (Morin) y la ruptura con discursos que legitiman la exclusión (Foucault, Gramsci).