El rey Mohamed VI defiende la "justicia social" en Marruecos, pero guarda silencio ante las protestas de la Generación Z

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INTRODUCCIÓN BREVE

El artículo aborda el reciente discurso del rey Mohamed VI de Marruecos con motivo del aniversario de su coronación. Aunque el monarca hace énfasis en la necesidad de mayor cohesión social y justicia, evita referirse explícitamente a las protestas juveniles recientes. Las manifestaciones, protagonizadas por la denominada “Generación Z”, denuncian la precariedad, el desempleo y la falta de libertades. El contraste entre el mensaje institucional y el silencio frente a la crisis social genera tensiones discursivas y políticas.


ANÁLISIS FILOSÓFICO


1. Poder, discurso y hegemonía

Michel Foucault | Antonio Gramsci

El discurso real se enmarca dentro de lo que Foucault denomina un régimen de verdad que configura lo aceptable como “realidad política”: se exalta la justicia social sin admitir el conflicto presente. Este mecanismo sirve para sostener una imagen de estabilidad. El silencio sobre las protestas constituye un acto discursivo negativo, es decir, un ejercicio de poder mediante la omisión.

Desde Gramsci, observamos una estrategia de conservación de la hegemonía cultural por parte del Estado: mantener una narrativa de progreso social para desactivar o contener la disidencia juvenil. Las reivindicaciones de la Generación Z no encuentran eco institucional, lo que sugiere una fractura entre la cultura dominante (oficial) y la contrahegemonía emergente (juvenil).


2. Ética y responsabilidad

Hans Jonas

El artículo permite analizar la ética del futuro en tanto que las demandas juveniles apuntan a un porvenir negado: sin trabajo, sin vivienda, sin participación política. El rey, como figura de poder con gran influencia sobre la vida cívica, evita abordar esas demandas, lo que pone en cuestión el principio de responsabilidad que Jonas considera imprescindible en una era de amplificación del poder humano.

El silencio real no solo es una omisión política, sino también una omisión ética: no considerar el sufrimiento ni el horizonte de vida de los jóvenes constituye una renuncia a la responsabilidad intergeneracional.


3. Disrupción, diferencia y devenir social

Gilles Deleuze

Las movilizaciones juveniles representan líneas de fuga frente a las estructuras sociales rígidas del Estado marroquí. La Generación Z no busca simplemente reformar lo establecido, sino abrir espacios de subjetivación alternativos (mayor libertad de expresión, digitalización autónoma, horizontes económicos nuevos). Esto conecta con el devenir, concepto que muestra cómo el sujeto colectivo se transforma fuera de las identidades dominantes.

El artículo visibiliza este potencial disruptivo, aunque el propio discurso del poder trata de neutralizarlo mediante el silencio. La diferencia, por tanto, es aquí amenazante para el orden institucional.


4. Sistemas complejos y autoorganización social

Niklas Luhmann | Edgar Morin

Desde Luhmann, podemos entender al sistema político marroquí como autopoiético, es decir, produce sus propias comunicaciones y evita integrar las demandas que provienen del entorno social juvenil. Las protestas no son asimiladas dentro del sistema, lo que podría generar una crisis de legitimidad.

Por otro lado, siguiendo a Morin, el artículo muestra un abordaje fragmentado del problema: se presentan los ideales de justicia social sin conectarlos sistémicamente con las condiciones estructurales de exclusión. No hay integración entre los elementos económicos, culturales y políticos que componen el malestar de la juventud, lo que impide un abordaje complejo del conflicto.


5. Tecnología, exposición y juventud

Byung-Chul Han

Aunque el artículo no se centra en lo digital, el protagonismo de la Generación Z presupone una lucha también vinculada a redes sociales, transparencia y exposición. Han nos permite entender que estas protestas pueden estar motivadas, en parte, por una fatiga de la visibilidad impuesta: una juventud hipervisibilizada pero políticamente invisibilizada.

Asimismo, la autoexplotación –al no poder acceder a condiciones laborales dignas y buscar alternativas en el trabajo informal digital– se presenta como una forma moderna de opresión internalizada que las protestas buscan rechazar.


6. Modernidad líquida y crisis de representación

Zygmunt Bauman

La distancia entre discurso institucional y malestar juvenil refleja lo que Bauman llama modernidad líquida: las estructuras tradicionales (monarquía, instituciones) ya no ofrecen anclaje seguro, mientras los jóvenes navegan en un mundo precario, sin certezas laborales ni políticas.

El rey simboliza lo sólido y continuo; los jóvenes representan lo fluido e incierto. Esta brecha es fuente de inestabilidad y desafección política.


CONCLUSIÓN

Oportunidades:

  • El artículo revela una tensión estructural entre generaciones que puede abrir nuevas formas de articulación política.

  • Muestra un potencial de transformación social si se logra conectar el discurso oficial con las realidades vividas por la juventud.

  • Permite reflexionar sobre los límites éticos del poder y la urgencia de incorporar la voz de las generaciones futuras en la esfera pública.

Riesgos:

  • La omisión sistemática de las demandas juveniles puede profundizar la crisis de representación y aumentar la fragmentación social.

  • El mantenimiento de discursos hegemónicos sin integrar la diferencia debilita la legitimidad institucional.

  • Ignorar los efectos de la tecnología en la configuración del malestar juvenil es un riesgo de ceguera política.

Síntesis conceptual:
El texto ilustra la desconexión entre discurso y realidad, la gestión del poder mediante el silencio, y la necesidad de reconocer la diferencia como motor de transformación social. La voz de la Generación Z no solo es una demanda, es un síntoma de que el sistema necesita repensarse desde una ética del futuro, una política del devenir y una lógica compleja que conecte múltiples dimensiones del malestar contemporáneo.