Garamendi aboga por formar a los menores inmigrantes “para que sean los próximos ingenieros”

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I. Contexto e identificación del tema

El artículo aborda las declaraciones del presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, sobre la necesidad de formar y emplear a menores inmigrantes como parte de la estrategia laboral española ante la falta de mano de obra. Paralelamente, se enmarca en una disputa política con la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en torno al uso de reglamentos ejecutivos y al papel del Parlamento en las reformas laborales.

Los temas principales son:

  • Integración y formación de inmigrantes como respuesta a necesidades económicas.

  • Tensión entre poder empresarial y poder político.

  • Crítica a la gestión gubernamental y a los modos de ejercer el poder democrático.

Los actores clave son:

  • Antonio Garamendi (representante del empresariado español).

  • Yolanda Díaz (vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo).

  • Los menores inmigrantes, como sujetos pasivos del discurso, y objeto de debate sobre integración, formación y futuro laboral.


II. Aplicación de perspectivas filosóficas

1. Ética y responsabilidad (Hans Jonas)

Garamendi introduce un discurso aparentemente responsable y ético al plantear la integración laboral y formativa de los menores inmigrantes. Sin embargo, bajo la óptica de Hans Jonas, este enfoque puede leerse como instrumentalización del otro: se valora la inclusión en tanto sirva a la productividad futura (“que sean los próximos ingenieros”), no necesariamente por respeto a su dignidad o bienestar intrínseco.

Desde el principio de responsabilidad, la ética debería orientarse hacia las consecuencias de largo plazo de estas políticas, incluyendo:

  • El impacto social de la formación de inmigrantes en la cohesión cultural.

  • La dimensión humana y educativa más allá de la utilidad económica.

  • La responsabilidad intergeneracional, al pensar en los menores como agentes futuros de una sociedad plural, no solo como “mano de obra cualificada”.

Jonas invitaría a ampliar la mirada: ¿se busca formar ciudadanos o solo trabajadores?


2. Poder y discurso (Michel Foucault)

El discurso de Garamendi constituye un régimen de verdad empresarial que legitima la visión de la economía como núcleo organizador de la sociedad. Foucault permite entender cómo se configura aquí un saber-poder: el empresariado define qué es “necesario” y qué tipo de sujetos deben formarse.

El lenguaje empleado (“necesitamos gente de fuera para trabajar”, “hay que integrar a la gente”) muestra una asimetría: el inmigrante es visto como objeto de gestión, no como sujeto político. El discurso no cuestiona las condiciones estructurales de la precariedad o la exclusión, sino que las absorbe funcionalmente dentro del sistema productivo.

Asimismo, la crítica de Garamendi a Díaz por usar “reglamentos predemocráticos” revela una lucha por el control del marco normativo del trabajo: ¿quién tiene derecho a definir la política laboral —el Estado, el Parlamento o el empresariado? Foucault interpretaría este conflicto como una disputa por el poder de instituir el discurso legítimo sobre el trabajo y la norma.


3. Disrupción y diferencia (Gilles Deleuze)

Desde Deleuze, la figura del inmigrante menor representa una línea de fuga dentro de la estructura laboral española: una oportunidad de reinvención del sistema si se le permite devenir algo distinto a lo que se espera de él (no solo trabajador, sino sujeto creativo y socialmente activo).

Sin embargo, el discurso de Garamendi bloquea esa potencial diferencia, integrando la alteridad dentro del orden económico. En lugar de fomentar el devenir múltiple (educativo, cultural, político), la diferencia es canalizada hacia la homogeneidad productiva. El inmigrante se convierte en “ingeniero potencial”, pero no en un agente de transformación cultural o social.


4. Sistemas sociales y complejidad (Niklas Luhmann / Edgar Morin)

El sistema económico descrito se autoobserva a sí mismo: Garamendi expresa la autorreferencia del sistema empresarial, que percibe sus carencias (falta de trabajadores, absentismo, costes) y formula soluciones internas (formación, ajuste de salarios). No hay un diálogo real con otros sistemas —educativo, político o social—, sino una lógica autopoiética centrada en la eficiencia.

Morin, desde su pensamiento complejo, señalaría que la cuestión migratoria no puede reducirse a una variable económica. Integrar a menores inmigrantes requiere una visión sistémica que conecte educación, ética, cultura y economía. El enfoque de Garamendi, aunque pragmático, permanece fragmentado y reduccionista.


5. Modernidad líquida y hegemonía cultural (Zygmunt Bauman / Antonio Gramsci)

Bauman permitiría interpretar el discurso empresarial como reflejo de la liquidez laboral: los trabajadores son vistos como recursos móviles que deben adaptarse a las necesidades del mercado. La propuesta de formar inmigrantes responde a la inestabilidad de una economía que no asegura empleos estables ni formación a los propios jóvenes nacionales.

Desde Gramsci, la intervención mediática de Garamendi refuerza la hegemonía cultural del empresariado, que se presenta como portavoz de “lo que es bueno para España”. Esta estrategia busca construir consenso social en torno a valores como productividad, orden y moderación política, ocultando los intereses de clase detrás de un discurso de unidad nacional.


III. Oportunidades y riesgos

Oportunidades

  • Apertura del debate sobre formación e integración laboral de menores inmigrantes, tema relevante en un país envejecido.

  • Potencial para redefinir el papel del trabajo como elemento de inclusión y ciudadanía.

  • Posibilidad de construir alianzas formativas público-privadas con responsabilidad ética.

Riesgos

  • Instrumentalización del inmigrante como fuerza de trabajo sin abordar su dimensión social o humana.

  • Consolidación del poder empresarial como árbitro del discurso político.

  • Reducción del debate democrático al terreno de la gestión económica.

  • Normalización de la desigualdad estructural, disfrazada de oportunidad educativa.


IV. Conclusión

El artículo revela cómo el discurso económico de Garamendi encarna una racionalidad instrumental moderna, donde el valor del ser humano se mide por su potencial productivo. Desde una mirada filosófica, este planteamiento convoca una reflexión sobre la ética de la integración, la distribución del poder discursivo y la capacidad del sistema político y mediático para ir más allá de la lógica de utilidad.

El desafío es pasar de una “integración funcional” (incluir para producir) a una integración ontológica y ética (incluir para convivir y crear). Solo así la formación de los menores inmigrantes podría transformarse en un proyecto genuinamente humano y no en una extensión del mercado laboral.