Pareja, pero también asistente personal y terapeuta: qué es el ‘mankeeping’ y por qué frustra tanto a las mujeres

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I. Identificación del contexto

El artículo examina el fenómeno del mankeeping, término acuñado en 2024 por Angelica Ferrara y Dylan P. Vergara, que designa el trabajo emocional no recíproco que realizan muchas mujeres en sus relaciones heterosexuales: mantener la vida social, emocional y comunicativa del hombre. El texto expone cómo esta desigualdad emocional se enmarca en una estructura de género más amplia, heredera del kinkeeping (Rosenthal, 1987), y cómo repercute en la fatiga emocional, la frustración y el desgaste de las relaciones contemporáneas.

Los actores implicados son:

  • Las mujeres, que soportan la carga emocional y la mediación comunicativa en las relaciones.

  • Los hombres, que reproducen la dependencia emocional aprendida socialmente.

  • El sistema cultural patriarcal, que mantiene la desigualdad en los vínculos afectivos y normaliza la incompetencia emocional masculina.

El texto también denuncia la banalización del fenómeno en redes sociales, donde se ridiculiza la “torpeza masculina”, reforzando estereotipos y normalizando la desigualdad emocional.


II. Aplicación de perspectivas filosóficas

1. Foucault: poder y discurso

Desde Foucault, el mankeeping puede entenderse como un dispositivo de poder inscrito en las relaciones afectivas. El discurso que presenta a las mujeres como “naturalmente cuidadoras” y a los hombres como “emocionalmente torpes” configura un régimen de verdad que legitima la desigualdad.
El lenguaje cotidiano —“él no sabe cuidar”, “ella es más empática”— no solo describe, sino produce una estructura de poder afectivo, donde la mujer se convierte en mediadora y el hombre en sujeto pasivo.
El texto muestra cómo las redes sociales, al banalizar este desequilibrio, refuerzan el régimen de poder simbólico que mantiene la dependencia emocional masculina y la sobrecarga femenina.

2. Deleuze: diferencia y líneas de fuga

El mankeeping cristaliza una estructura relacional cerrada, basada en la repetición de roles. Sin embargo, la crítica al fenómeno puede abrir una línea de fuga deleuziana: la posibilidad de reinventar las relaciones desde la reciprocidad y la corresponsabilidad emocional.
El acto de las mujeres que se niegan a sostener vínculos desiguales constituye una forma de resistencia creativa, una ruptura con las formas heredadas de amor dependiente. Este gesto no es solo negación, sino creación de nuevas formas de relación afectiva, basadas en la autonomía y el devenir conjunto, no en la asimetría.

3. Byung-Chul Han: autoexplotación y transparencia emocional

Han describe la sociedad del rendimiento y la transparencia como una forma de autoexplotación emocional. El mankeeping encarna esta lógica: la mujer no solo cuida, sino que se autoexplota emocionalmente, sintiendo culpa si no mantiene el equilibrio afectivo del otro.
El ideal de “pareja funcional” se convierte en una forma de vigilancia emocional constante, en la que el amor se transforma en trabajo invisible. El artículo revela así un síntoma de la fatiga emocional de la era contemporánea, donde la intimidad también se somete a la lógica de la eficiencia y el rendimiento relacional.

4. Hans Jonas: ética de la responsabilidad

Desde la perspectiva de Jonas, el fenómeno exige una reconfiguración ética: la responsabilidad emocional no puede recaer sobre una sola persona. La advertencia de la psicóloga Anderson sobre la necesidad de enseñar a los hombres a expresar emociones resuena con el principio jonasiano de responsabilidad compartida hacia el futuro del vínculo.
El desequilibrio emocional no solo afecta al presente de las relaciones, sino que socava la sostenibilidad afectiva de las generaciones futuras, perpetuando modelos relacionales injustos y dependientes.

5. Niklas Luhmann y Edgar Morin: sistemas y complejidad

Desde la teoría de sistemas de Luhmann, el mankeeping muestra cómo el sistema relacional opera autopoiéticamente, reproduciendo desigualdades internas a través de la comunicación cotidiana. El sistema de pareja, en vez de generar equilibrio, se autorreproduce en desequilibrio, porque sus códigos (cuidado, empatía, afecto) están distribuidos asimétricamente.
Morin complementaría este enfoque subrayando la interdependencia compleja entre cultura, género y comunicación: el fenómeno no puede entenderse aislado del sistema mediático y social que lo legitima y lo trivializa. La banalización en redes no es un fenómeno periférico, sino un elemento estructural del mantenimiento del sistema.

6. Zygmunt Bauman: modernidad líquida

Bauman describiría el mankeeping como un síntoma de la liquidez de los vínculos afectivos: relaciones inestables donde uno de los miembros asume el papel de estabilizador del otro. La figura de la mujer-cuidadora emerge como ancla emocional en una sociedad que ha perdido la solidez del compromiso.
Sin embargo, esta función se vuelve insostenible en un contexto donde la reciprocidad ya no es garantizada. El mankeeping muestra la tensión entre la búsqueda de libertad individual y la persistencia de dependencias afectivas estructurales.


III. Oportunidades y riesgos

Oportunidades

  • Toma de conciencia ética y social: el artículo visibiliza una forma de desigualdad emocional invisibilizada, abriendo espacio para la crítica cultural.

  • Posibilidad de transformación relacional: al cuestionar la carga emocional asimétrica, se abre camino hacia un modelo de pareja basado en la cooperación y la madurez afectiva.

  • Emergencia de nuevas narrativas: las redes sociales, aunque ambivalentes, pueden ser también un espacio de resistencia y educación emocional.

Riesgos

  • Normalización del desequilibrio: la trivialización del mankeeping en redes refuerza la dependencia y la pasividad masculina.

  • Reproducción del rol materno: la mujer como “terapeuta” perpetúa la desigualdad simbólica en el ámbito íntimo.

  • Fatiga emocional estructural: el mantenimiento de esta dinámica puede derivar en agotamiento, soledad y ruptura de los vínculos afectivos.


IV. Conclusión

El artículo de El País ofrece una radiografía precisa de cómo las relaciones contemporáneas siguen mediadas por estructuras de poder invisibles. A la luz de Foucault, Deleuze, Han y Jonas, el mankeeping no es solo un problema emocional, sino una expresión filosófica del poder, la desigualdad y la autoexplotación afectiva.
Su superación requiere una ética de la corresponsabilidad emocional, una reconfiguración de los roles de género y una educación emocional igualitaria que rompa con la herencia patriarcal del cuidado unilateral.

La verdadera emancipación afectiva no consiste en dejar de cuidar, sino en cuidar recíprocamente, desde la madurez, la libertad y la responsabilidad compartida.