Introducción
El texto describe la grave crisis financiera de la Universidad Complutense de Madrid (UCM): se encuentra al borde de no poder abonar las nóminas de su personal a menos que reciba un préstamo de aproximadamente 34,4 millones de euros de la Comunidad de Madrid. La institución —una de las más grandes de España con unos 61 000 estudiantes— está afectada por la escasez de fondos públicos, un modelo de financiación deficiente, la inflación, costes crecientes, recorte de investigación y deterioro de la calidad educativa.
Este escenario ofrece un terreno fértil para una reflexión filosófica crítica acerca de la universidad pública, la financiación, la función social de la educación superior y los efectos de la gestión política y económica sobre la autonomía y la misión académica.
Análisis filosófico
Creatividad (Henri Bergson, Alfred North Whitehead)
Desde la óptica de Bergson y Whitehead, la educación superior es un espacio de generación constante de novedad, creatividad, y devenir. Una universidad no es simplemente un depósito de conocimientos rutinarios sino un “motor” de innovación, pensamiento crítico y fuerza generativa. Si la UCM está tan comprometida financieramente que debe pedir un crédito solo para pagar su plantilla, se amenaza la capacidad de desplegar esa creatividad.
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La merma de ayudas a la investigación, la falta de recursos para nuevos proyectos o la demora en becas y contratación (como se describe) implican que el “futuro” como categoría creativa está constreñido.
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Whitehead subraya que la educación debe preparar para “lo nuevo”, no solo repetir lo viejo; la universidad en crisis puede volverse conservadora, encargada únicamente de “mantenerse” en vez de innovar.
Por tanto, la situación revela un riesgo profundo: la institución pierde gradualmente su condición de comunidad creativa transformadora y se convierte en un ente de supervivencia.
Disrupción o poder (Gilles Deleuze, Michel Foucault)
La cuestión del poder y la normativa también es central: la autonomía de la universidad, su relación con el poder político‑territorial (la Comunidad de Madrid) y cómo esta última ejerce control o condicionamiento financiero.
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Foucault hablaba de cómo los dispositivos de poder regulan instituciones, producen conformidades, generan “normalidades”. En este caso, la dependencia financiera coloca a la universidad en una situación de vulnerabilidad frente al poder político‑regional: el crédito solicitado se convierte en un mecanismo de sujeción.
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Deleuze enfatiza la necesidad de líneas de fuga, de devenir‑diferente, de resistencias frente a la normatividad. Pero una institución con 14 600 estudiantes menos desde 2016‑17 y plantilla crecientemente costosa, según el artículo, puede estar perdiendo sus líneas de fuga hacia lo nuevo y crítico.
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Se detecta una posible “intervención” por dependencia económica: “la Comunidad (…) nos asfixia económicamente para tener la excusa e intervenirnos” se cita en el artículo.
Así, la universidad pública se encuentra atrapada entre su funcionalidad crítica (que debería cuestionar el status quo) y una lógica de dependencia que la condiciona.
Ética y responsabilidad (Hans Jonas)
Hans Jonas, con su enfoque de la responsabilidad hacia el futuro, puede iluminar la cuestión de la educación superior como responsabilidad intergeneracional:
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La UCM no solo tiene la responsabilidad de sus empleados actuales (nóminas, estabilidad laboral), sino ante las generaciones venideras: su inversión en investigación, enseñanza, calidad educativa repercute en la sociedad futura.
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El artículo advierte que “está en juego el futuro de las nuevas generaciones y una España menos competitiva en 2050”. Desde el prisma de Jonas, esto es una denuncia ética: la reducción de recursos para la universidad pública equivale a una irresponsabilidad hacia el futuro social, científico y cultural.
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También hay ética institucional: ¿cómo gestionar con transparencia, cómo rendir cuentas cuando la financiación es insuficiente? Se menciona la inexistencia de partidas para investigación o innovación, lo que implica un déficit moral de cumplimiento del deber institucional.
Sistemas complejos (Niklas Luhmann, Edgar Morin)
La universidad pública opera como un sistema complejo dentro del sistema educativo y social en general. Desde una perspectiva de sistemas:
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Luhmann subrayaría cómo los sistemas educativos tienen funciones de estabilización y de futuro, pero necesitan financiación, autopoiesis y autonomía. Si una universidad pierde su capacidad financiera, su autoreferencialidad se ve comprometida.
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Morin enfatiza la complejidad, los lazos entre economía, política, educación, investigación, sociedad. Este caso muestra que la crisis financiera es síntoma de una interconexión fallida: el modelo de financiación de la universidad pública, la inflación, los costes energéticos, la plantilla, la política regional. Todo conviene analizar como parte de un sistema complejo en crisis.
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La universidad depende de múltiples subsistemas: investigación, enseñanza, administración, mercado (empleabilidad), financiación pública. Cuando uno falla (financiación), todo el sistema se debilita: recortes, deterioro de calidad, precariedad docente.
Tecnología, transparencia, autoexplotación (Byung‑Chul Han)
Byung‑Chul Han examina cómo en las instituciones modernas se produce una autoexplotación, una hiperactividad sin sentido de descanso. En este contexto podemos ver varios elementos:
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La UCM parece estar usando sus matrículas y otros ingresos para cubrir el sueldo del personal (“se ha estado pagando sueldos con las matrículas universitarias, pero ya no es suficiente” dice el artículo). Esto indica un modelo en que la universidad exige a sus estudiantes más carga, más tasas, para salvar la institución. Es una forma de autoexplotación institucional.
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La transparencia aparece como cuestión central: la falta de claridad en las cuentas, los créditos que se solicitan, la falta de información al decanato (“no puedo reunir a mi Junta de Facultad para explicarles la dimensión del problema”). Esta opacidad afecta a la confianza, la autonomía y el buen gobierno institucional.
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Además, el ritmo acelerado de gestión, de recursos que escasean, de profesores asociados que tardan en contratarse, hace pensar en una “explotación del sistema” donde el personal académico y de investigación está en condiciones precarias, luchando contra la escasez, lo que coincide con los análisis de Han sobre instituciones que se autoagotan.
Identificación de oportunidades y riesgos
Oportunidades
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Esta situación puede actuar como catalizador para una reforma profunda del modelo de financiación de la universidad pública en España (y en la Comunidad de Madrid en particular): reconocer que el esquema actual es insostenible.
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Puede reactivar la movilización de la comunidad académica, estudiantil y administrativa para reclamar mayor autonomía financiera, transparencia y sostenibilidad.
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Potencialmente fomentar innovación institucional: nuevas formas de gobernanza universitaria, alianzas público‑privadas, generación de recursos propios, internacionalización, investigación más atractiva.
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Una crisis de esta magnitud también visibiliza la función social de la universidad: no solo formación, sino motor de movilidad social, investigación, cultura — lo cual puede reforzar su valor público.
Riesgos
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Deterioro irreversible de la calidad docente: si no se abonan salarios, se reducen plantillas, se recortan optativas, se suprimen estudios, se degrada la función educativa.
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Aumento de la precariedad laboral entre el personal docente e investigador, lo que repercute negativamente en la producción de conocimiento, la innovación, y el compromiso institucional.
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Dependencia excesiva del poder político regional puede comprometer la autonomía, el pensamiento crítico y la libertad académica, transformando la universidad en un instrumento político en lugar de campo libre de investigación.
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Desigualdad: si la universidad pública entra en crisis, se abre espacio para que la educación superior se privatice o seleccione más, lo que daña la equidad social.
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Pérdida de futuro: como advierte el artículo, la sostenibilidad del proyecto educativo a medio y largo plazo (hasta 2050) está en juego. La falta de inversión en investigación puede dejar a la sociedad española menos competitiva.
Conclusión
El artículo presenta un caso paradigmático de cómo una institución tejida en el tejido social —la Universidad Complutense de Madrid— puede entrar en un estado de vulnerabilidad financiera que pone en riesgo su funcionalidad, su creatividad institucional, su autonomía y su responsabilidad hacia las futuras generaciones.
Desde la perspectiva filosófica, recogen estos ejes:
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La pérdida de capacidad creativa y de innovación (Bergson/Whitehead).
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La captura del poder institucional y la falta de escape hacia lo nuevo (Foucault/Deleuze).
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La responsabilidad moral e institucional hacia el futuro de los estudiantes, la investigación y la sociedad (Hans Jonas).
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La condición de sistema complejo, interrelacionado con la política, la economía y la educación (Luhmann/Morin).
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Y la cuestión de la autoexplotación institucional, la falta de transparencia y la precariedad como síntomas de una institución que agoniza (Byung‑Chul Han).
La universidad pública —si es que pretende seguir siendo pública en sentido pleno— requiere un modelo sostenible, suficiente financiación, autonomía, transparencia y visión de futuro. Este caso muestra que un déficit estructural prolongado no es solo una cuestión financiera: es una cuestión política, educativa, ética, cultural.
En resumen, la crisis de la UCM no es únicamente un problema interno de una universidad: es un síntoma de crisis del modelo de educación superior pública, del papel de lo público frente a lo privado, de la financiación del conocimiento, y de la responsabilidad que tiene la sociedad con sus instituciones. Las amenazas son reales, pero también lo son las oportunidades de redefinir y fortalecer ese modelo.