Los creadores del ChatGPT identificaron las 44 profesiones en riesgo por la inteligencia artificial

Fuente y enlace 


1. Contexto e identificación del contenido

Contexto general:
La noticia informa sobre un informe de OpenAI, publicado en 2025, que identifica 44 profesiones en Estados Unidos que estarían en mayor riesgo frente al avance de la inteligencia artificial (IA). El estudio compara tareas específicas realizadas por humanos con aquellas ejecutadas por modelos de IA, empleando una metodología llamada GDPval. Los resultados muestran que, en muchas de estas profesiones, la IA supera el desempeño humano en tareas concretas.

Tema central:
El eje principal es la transformación radical del mercado laboral provocada por la IA, incluyendo los desafíos de adaptación profesional, la vulnerabilidad de ciertos sectores laborales y la tensión entre automatización y colaboración entre humanos y máquinas.

Actores involucrados:

  • OpenAI como entidad responsable del informe.

  • Profesionales cuyas ocupaciones fueron evaluadas.

  • Instituciones educativas, legislativas y gubernamentales que deberán diseñar políticas laborales y de formación ante este cambio.

  • La ciudadanía en general, impactada por el rediseño del mundo del trabajo.


2. Resumen estructurado

  • El informe mide la capacidad de la IA para ejecutar tareas concretas dentro de 44 profesiones distintas.

  • Algunas de las profesiones más vulnerables incluyen empleados de mostrador, gerentes de ventas, y personal de inventario, en las cuales la IA presenta un nivel de desempeño superior al humano en más del 75 % de las tareas.

  • Otras profesiones, como ingenieros industriales y editores de cine, muestran menor vulnerabilidad, con tasas de éxito de la IA por debajo del 20 %.

  • El informe no pretende decretar la obsolescencia del trabajo humano, sino destacar el potencial de la IA para complementar y transformar las tareas laborales.

  • Se advierte que la evaluación se limita a funciones específicas, y no contempla la totalidad del trabajo real, que incluye dimensiones afectivas, contextuales y sociales.


3. Aplicación de perspectivas filosóficas

3.1 Creatividad (Henri Bergson, Alfred N. Whitehead)

Desde la filosofía de Bergson, el trabajo humano implica un impulso vital creativo que no puede reducirse a tareas repetitivas. La IA podrá emular funciones, pero no necesariamente el impulso innovador que surge de la intuición y la experiencia vivida. Whitehead, por su parte, ve la realidad como proceso dinámico. En esta visión, el trabajo no es una estructura fija sino un flujo que puede integrar tecnologías, manteniendo su dimensión de sentido. El peligro es olvidar que el trabajo humano no es solo eficiencia, sino también creatividad, evolución y transformación.

3.2 Disrupción o poder (Gilles Deleuze, Michel Foucault)

Deleuze nos permite ver la irrupción de la IA como una “línea de fuga” que rompe con estructuras laborales tradicionales. Este movimiento puede abrir posibilidades, pero también fragmentar identidades y trayectorias laborales. Foucault analiza cómo la producción de conocimiento, como este informe, está imbricada con el poder. Decidir qué tareas puede hacer la IA no es un acto neutral, sino una forma de normar el trabajo y legitimar transformaciones económicas. La tecnología no solo transforma, sino que impone nuevos regímenes de verdad y control.

3.3 Ética y responsabilidad (Hans Jonas)

Jonas subraya la necesidad de una ética del futuro: toda innovación técnica debe considerar sus impactos a largo plazo. La posible desaparición de ciertos trabajos exige una reflexión responsable. ¿Quién cuida de los trabajadores desplazados? ¿Cómo se evita que la automatización profundice desigualdades? La implementación tecnológica debe regirse por una ética de la prudencia, que asegure condiciones justas, redistribución de beneficios y protección de la dignidad humana.

3.4 Sistemas complejos (Niklas Luhmann, Edgar Morin)

Luhmann sostiene que los sistemas sociales, como el trabajo, la educación y los medios, operan con lógicas propias. La IA entra como elemento que atraviesa y transforma varios sistemas al mismo tiempo. Morin, con su enfoque de la complejidad, señala que los fenómenos no deben analizarse de forma aislada: lo que pasa en el empleo impacta en la salud mental, la organización familiar, la cultura. La solución no puede venir de una sola política, sino de una articulación sistémica e interdisciplinaria.

3.5 Tecnología, transparencia y autoexplotación (Byung-Chul Han)

Han advierte que en la era digital, los sujetos tienden a autoexplotarse bajo la ilusión de libertad. La IA puede reforzar esta lógica: trabajadores presionados para ser más eficientes, siempre conectados, con tareas cuantificadas por algoritmos. Además, la opacidad de los modelos de IA genera problemas de transparencia: ¿cómo se decide quién pierde su trabajo? ¿Cómo se auditan esos procesos? La tecnología puede generar dependencia, sobreexigencia y alienación si no es regulada éticamente.


4. Oportunidades y riesgos

Oportunidades

  • Liberación del ser humano de tareas repetitivas.
  • Aumento de productividad y precisión en campos técnicos.
  • Fomento de la reconversión profesional y la formación continua.
  • Emergencia de nuevos roles laborales, aún no imaginados.
  • Rediseño de formas colaborativas humano-máquina.

Riesgos

  • Desplazamiento de trabajadores en sectores vulnerables.
  • Ampliación de la brecha entre perfiles tecnológicos y no tecnológicos.
  • Precarización del empleo y fragmentación de derechos laborales.
  • Aumento del control algorítmico y la vigilancia digital.
  • Concentración del poder económico en manos de quienes controlan la tecnología.


5. Interpretación integrada

Este tipo de informe no solo presenta datos técnicos; representa un giro epistemológico en la forma en que entendemos el trabajo humano. Al clasificar tareas según su nivel de automatización, se redefine la frontera entre lo humano y lo maquinal.

Desde una perspectiva filosófica, este escenario representa una transición: no el fin del trabajo, sino una mutación profunda de su sentido. La IA, como herramienta, puede ser emancipadora o alienante, según el marco social, ético y político en el que se despliegue.

El gran reto es no reducir al ser humano a una suma de funciones imitables, sino afirmar su valor en lo creativo, lo relacional, lo éticamente responsable. La pregunta no es solo “qué puede hacer la IA”, sino también “qué queremos que siga haciendo el ser humano” y “qué formas de vida queremos preservar”.

El futuro del trabajo exige decisiones colectivas que no se dejen arrastrar únicamente por la lógica de la eficiencia, sino que integren el principio de responsabilidad, justicia social y reconocimiento de la dignidad humana en toda su complejidad.